jueves, 15 de marzo de 2012

LOS DESCENDIENTES

Hawái en familia.
Alexander Payne es uno de esos directores que se ha ido labrando una carrera de prestigio con cintas tan irregulares como carismáticas. Película tras película ha sorprendido por lo diferente y original de las propuestas presentadas, pero a pesar de ello aún sigue siendo un desconocido al que muchos llaman "el director de ENTRE COPAS". Ya es hora de que su nombre brille y sea reconocido por su increíble talento y por el resto de películas que ha dirigido ya que, sin desmerecer ENTRE COPAS, son como mínimo igual de interesantes.
Con LOS DESCENDIENTES se ha propuesto volver a sorprender y lo hace ambientando la historia en Hawái. Por un lado, el Hawái que muchas veces se ha mostrado en las películas con sus playas, sus palmeras, su exótica vegetación y esos surfistas cachas que montan las olas como si pasearan por un prado. Por otro lado, también muestra ese Hawái menos paradisíaco, ese que habitan los lugareños día a día, con sus barriadas más humildes, sus zonas residenciales y extensos terrenos de vegetación salvaje preparados para edificar y transformar lo natural en comercial. En este conjunto de islas del Pacífico vive Matt King (George Clooney), un padre de familia que deberá tomar las riendas de su vida y de la de sus hijas cuando su mujer queda en coma tras un accidente náutico. Enfrascado en la venta de unas tierras heredadas de antepasados isleños y los consecuentes enfrentamientos con el resto de familiares, tendrá que lidiar además con dos hijas, una pequeña pero precoz, otra adolescente rebelde y problemática.
Ya comenté en la crítica de MONEYBALL el, a mi entender, demasiado bombo que se le ha dado al trabajo de Clooney que, si bien es correcto, dista mucho de ser una gran interpretación. Yo lo prefiero en UP IN THE AIR o en OCEAN'S ELEVEN donde muestra muchas más caras y matices. En la peli que ahora comento se limita a poner miradas perdidas o a levantar la ceja como Carlos Sobera en los concursos que presenta. Es justo decir que el personaje que le toca interpretar le obliga a hacer un trabajo de contención importante y lo hace muy bien, pero tampoco es para tanto.
La cinta está elaborada con brillantez, a ratos bella, a ratos emocionante, a ratos fresca, a ratos divertida, a ratos trascendente pero siempre sencilla e inteligente. Es una pena que algunos momentos se me hicieran tan largos y que ciertas situaciones me parecieran tan previsibles como la resolución de la venta de las tierras o todo lo que envuelve al personaje de Matthew Lillard.
VALORACIÓN:

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