¿Precuela? "Simultanecuela", diría yo...
Paco Plaza y Jaume Balagueró formaron un tándem casi perfecto cuando en el año 2007 codirigieron REC, magnífica cinta de terror que nos dejó a todos pegados a la butaca e incluso encogidos en ella. Dos años después volvieron a colaborar en REC2, secuela de igual éxito, que daba un giro a la saga añadiendo la trama de las posesiones demoníacas. Para las dos últimas partes de la serie han decidido separar sus caminos de modo que Balagueró, previsiblemente, estrenará el cierre de dicha saga en el 2013, mientras que Plaza se ha encargado de esta tercera parte de reciente estreno.
REC3 GÉNESIS se ha publicitado como una especie de precuela de los actos acontecidos en las anteriores partes. Que nadie se lleve a engaño, no vamos a descubrir los orígenes de la niña Medeiros ni nada por el estilo. Realmente nos encontramos con una película que transcurre simultáneamente a las aventuras de la reportera Ángela (Manuela Velasco) en la finca del Eixample barcelonés infestada de zombis.
Leticia Dolera es Clara, una joven que se viste de blanco para contraer matrimonio con el amor de su vida, Koldo (Diego Martín). El primo del novio (el "Polsera Vermella" Àlex Monner) y Atún (curioso nombre que mi madre usa para denominar a ciertos hombres con exceso de peso), el típico cineasta frustrado que graba videos en bodas, bautizos y comuniones, se encargarán de mostrar a través de sus cámaras la matanza que se avecina. Resulta curioso a la par que gracioso que el director haya escogido el supuesto día más feliz de una pareja para convertirlo en su peor pesadilla. Uno de los invitados al convite tiene una sospechosa herida en la mano, según él mismo provocada por un perro muerto (punto de enlace con REC), que le convierte en el desencadenante de la más divertida y menos terrorífica infección vista hasta el momento en la saga.
Dolera es la heroína de la función (en ciertos momentos una especie de la Ripley de ALIEN, EL OCTAVO PASAJERO) y el resultado es más que positivo. A pesar de lo delgadita y menuda que parece se convierte en una tipa dura con sierra mecánica en mano dispuesta a cargarse a todos los invitados de su boda. ¡Qué bien está creciendo esta chica como actriz!
Como ya he comentado en ocasiones anteriores me chirría que una película empiece siendo narrada con cámara subjetiva (al hombro o a pulso de toda la vida) para pasar de repente y sin previo aviso a una filmación más tradicional y con un punto de vista objetivo. En esta ocasión, teniendo en cuenta que me costó asumir el cambio tras el primer tercio de la peli, agradezco a Plaza una filmación más clásica y cinematográfica.
El resultado es una película simpática, con personalidad propia, a ratos espeluznante, a ratos muy cachonda y que funciona bien por sí sola, pero que decepciona como parte de un conjunto.
VALORACIÓN:
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