¡Pandemiaaaaaaa!
El hiperactivo e hipercreativo Steven Soderbergh cuenta en su último film estrenado, Contagio, con un reparto de vértigo encabezado por uno de sus actores fetiches, Matt Damon (con una pinta de zampabollos que asusta), al que siguen Kate Winslet, Gwyneth Paltrow, Marion Cotillard, Laurence Fishburne, Jude Law, Jennifer Ehle y Elliot Gould, entre otros. Todos ellos están como mínimo creíbles en sus personajes y cuentan desde diferentes puntos de vista las acciones y reacciones ante una posible pandemia viral a nivel mundial. El virus en cuestión, que se transmite a través del contacto físico, tiene un origen desconocido, así que diferentes organismos como la OMS o el departamento científico del gobierno de los Estados Unidos se ponen manos a la obra para averiguar de dónde viene y a dónde va el dichoso virus.
Contada de forma adrenalítica y apasionante en la primera hora, Contagio va perdiendo fuerza a medida que avanza, tanto en metraje como en el descubrimiento sobre la epidemia. Soderbergh nos adentra en un mundo frío y carente de sentimientos, o más bien de sentimentalismo, en el que lo que importa es el avance de la enfermedad y la manera de exterminarla o paliarla, más que el mundo interior de sus protagonistas.
Tejida como una larga cadena de ADN que se va dividiendo en secuencias más pequeñas y que desgranadas forman capítulos independientes, pero que unidas entre sí crean un puzle al que, para mi gusto, le sobran algunas piezas y le faltan otras.
A destacar la música de Cliff Martínez, que cuando la película lo requiere resulta electrizante o fría y distante, así como la fotografía de Peter Andrews (pseudónimo de Soderbergh, que como ya he dicho al principio es hiperactivo e hipercreativo), que muestra un mundo que se va volviendo gris y desolado según lo requiere la historia.
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