miércoles, 4 de enero de 2012

LAS MEJORES PELÍCULAS INTERNACIONALES DEL 2011

Y para finalizar el resumen de lo mejor del año pasado, aquí dejo el top five de películas internacionales.
No he comentado ninguna de las películas debido a que todas se estrenaron con anterioridad a la creación del blog. Todo llegará, pero de momento aquí va una pequeña nota de cada una de ellas.

5.THE FIGHTER de David O. Russell.
Clasificar a Russell como director atípico no es algo peyorativo, pues hoy en día lo que hace falta en el cine es talento y originalidad, dos cosas que le sobran a este neoyorkino. Basta revisar su filmografía para observar que no quiere encasillarse y una vez más huye de redundancias al dirigir este drama basado en hechos reales. Protagonizado con gran solvencia por Mark Wahlberg, Christian Bale, Melissa Leo y Amy Adams, cuenta las andanzas del mítico boxeador Mickey Ward y su épica lucha por llegar a ser campeón del mundo de pesos ligeros.
Aunque en ocasiones tiene ese tufo característico de "esto ya lo he visto antes", convence por su humanidad y gran sensibilidad a la hora de retratar las vidas de sus personajes. Además, Bale está sensacional como hermano ex presidiario y yonki del protagonista.

4.WINTER'S BONE de Debra Granik.
Cine independiente con voz propia. Este segundo trabajo como directora de Granik, estrenado entre nosotros el pasado mes de febrero, consigue meterse en lo más profundo del espectador por su autenticidad y por su pausada y maravillosa narración.
Tiene reminiscencias de los westerns más clásicos así como del thriller policial, aunque lo que realmente cuenta es el drama que vive una familia desestructurada, cuya cabeza o responsable es la hija mayor, una muchacha de diecisiete años que tiene que educar y criar a sus hermanos menores ante la incapacidad y enfermedad de la madre, al mismo tiempo que tiene que buscar al padre que se halla en paradero desconocido tras quedar en libertad condicional.
Jennifer Lawrence es el mayor descubrimiento de esta cinta. TALENTO, así, en mayúsculas.

3.X-MEN: PRIMERA GENERACIÓN de Matthew Vaughn.
Precuela de la excelente saga cinematográfica iniciada por Bryan Singer y mal acabada por Brett Ratner, que no solo pretendía contarnos los orígenes de Magneto y el profesor Xavier y su conocida patrulla, sino reiniciar la saga con idea de crear una nueva trilogía (lo que se llama en el argot del cine, un reboot).
Vaughn ha conseguido hacernos olvidar el mal sabor de boca dejado por el inútil de Ratner, logrando confeccionar una película coherente y muy digna (tanto como para merecer el tercer puesto de este ranking).
Cuenta con un excelente reparto que complementa las interpretaciones de la trilogía original, destacando los emergentes y muy talentosos Michael Fassbender (Magneto), James McAvoy (Xavier) y Jennifer Lawrence (Mística).
Una joya de la que espero ansioso su obligatoria secuela.

2.VALOR DE LEY de Joel y Ethan Coen.
Los hermanos Coen forman una pareja de directores perfecta. Pueden acertar más o menos con sus propuestas cinematográficas, pero siempre es un placer visionar sus películas. En este caso dieron de pleno al "remakear" (volver a realizar) el western clásico de Henry Hathaway con el imprescindible John Wayne encabezando el reparto.
Con un espléndido y oscarizable Jeff Bridges heredando el personaje de Wayne, Valor de Ley cuenta como una chica de catorce años (Hailee Steinfeld), acompañada de un alcoholizado sheriff (Bridges) y un Ranger de Texas (Matt Damon), recorre el oeste americano en busca del asesino de su padre.
Cuando parecía que el western estaba más muerto que nunca aparecieron los Coen con su amor por el cine para demostrar que con talento, respeto y ganas de hacer bien las cosas, no hay género muerto sino género dormido.

1.CISNE NEGRO de Darren Aronofsky.
Y en el top one y como no podía ser de otro modo, la grandiosa obra maestra de Darren Aronofsky.
Me atrevo a decir que Cisne Negro no es solo la mejor película del año, sino de las mejores películas que he visto en los últimos años. Siento absoluta fascinación por esta cinta y lo que sentí al verla por primera vez me hizo recordar que el cine es el arte más maravilloso que existe y que no podría vivir sin él. Lloré en la sala y no solo por la película en sí, sino por todo lo que me hizo sentir la experiencia. Fui feliz.
Esta aproximación a la obra de Tchaikovski, pasada por el tamiz de Aronofsky, retrata la dualidad humana, el bien innato contra el mal que todos albergamos. Y lo hace con el cuerpo, la mirada, las expresiones, la voz y la energía de una soberbia Natalie Portman, que se entrega al 1000% (sí, sí, he dicho 1000) y se transforma en Nina y en esos dos cisnes, el blanco y el negro, tan opuestos pero tan reales y presentes en nuestras vidas.
Me atrapó, me embrujó, me sedujo, me emocionó, me aterrorizó, me fascinó y me enamoró hasta las trancas. Ahí queda mi declaración de amor.

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