sábado, 28 de enero de 2012

DRIVE

Conductor solitario busca chica...
Atención: ver el trailer de DRIVE nos puede llevar a engaño ya que parece un thriller de atracos y persecuciones repletas de acción. Nada más lejos de la realidad. Aunque efectivamente es un thriller, yo lo denominaría más correctamente thriller romántico, pausado, reflexivo, bello, amargo, noir y extremadamente violento.
Nicolas Winding Refn, director danés que cuenta en su haber con unas cuantas películas totalmente desconocidas para mí, debuta en el cine estadounidense con esta sorprendente cinta ambientada en una ciudad de Los Ángeles completamente alejada del glamour al que nos tienen acostumbrados, en la que Driver (Ryan Gosling) compagina su trabajo en un taller de coches con el de conductor especialista de cine. Pero además, algunas noches se saca un sobresueldo como chófer para delincuentes facilitándoles la huida del lugar del crimen. La vida de este solitario y melancólico piloto cambia el día en que conoce a su vecina Irene (Carey Mulligan) con la que vivirá una romántica, aunque nada fácil, historia de amor.
A Gosling le va el papel como anillo al dedo y si bien su intrerpretación es muy loable, hay que reprocharle que en ocasiones se acomoda en esa inexpresividad tan enigmática y turbadora que llega a ser repetitiva y cansina. El resto del reparto está a la altura, en especial Albert Brooks como el gángster de la función y Bryan Crangston como el eterno amigo y mentor del protagonista, pero debo reconocer que me quedé con ganas de más Christina Hendricks (la neumática secretaria de la sobresaliente serie MAD MEN).
DRIVE empieza de manera magistral con una de esas nocturnas huidas de Driver y un par de atracadores, en la que el director prefiere centrarse en la manera de ocultarse y escabullirse que tiene el conductor antes que en la persecución en sí. Este arranque muestra la impecable estética ochentera que envuelve todo el metraje y que tan bien le sienta al conjunto.
Refn se apodera de la cámara para deleitar al espectador con planos originales como los contapicados en las conversaciones "plano/contraplano", la abundancia de "travelings" que dan inicio a las secuencias dotando de un movimiento característico a toda la película  y esas espectaculares visiones aéreas de Los Ángeles "la nuit". Todo ello teñido de una iluminación y fotografía de Newton Thomas Sigel (al que ya destaqué por su maestría a la hora de fotografiar LA CONSPIRACIÓN) que ayuda a embellecer aún más cada plano.
Cliff Martínez ha creado para la ocasión una banda sonora ideal para el tono del film que se complementa con una cuidada selección de canciones que permanecen en la memoria auditiva.
No quiero pasar por alto la violencia a la que me refería en el primer párrafo, pues es lo que acaba por darle a la peli la personalidad y la crudeza que la hace única. A destacar especialmente la secuencia del ascensor donde belleza y violencia se dan de la mano y casan como dos piezas de un puzle.

VALORACIÓN:

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