viernes, 2 de diciembre de 2011

ACERO PURO

Puro Aço + reflexión.
En mi escapada lisboeta de hace tres semanas pude ver esta cinta, mezcla de acción y ciencia ficción, en su estreno en el país vecino. Y allí (como en casi todos los países del mundo) tampoco doblan las películas (excepto las infantiles). Se estrenan todas en versión original con subtítulos en portugués. Lo cual me lleva a una reflexión: ¿por qué en España somos tan cutres y doblamos las películas al castellano, catalán, gallego...? El trabajo del actor, aparte del talento de cada uno para transmitir emociones, se basa en tres pilares fundamentales: expresión corporal, expresión facial y expresión vocal (explicado a grandes rasgos). En nuestro país no respetamos el trabajo de los actores, ya que como somos unos vagos-egoístas, decidimos censurar las voces originales de los actores (33% de su trabajo) para que la misma voz que anuncia un coche en la tele ponga la voz a Eric Bana, Colin Firth o Michael Sheen, o que Robert de Niro, Richard Gere, Dustin Hoffman, Harvey Keitel, John Hurt, Bill Murray, Al Pacino, Mickey Rourke y Sylvester Stallone (solo por mencionar algunos), que tienen voces tan distintas en su idioma, compartan la del mismo doblador en España. PENOSO.
Pero a lo que estamos, Acero Puro es una película hecha al servicio de la estrella de turno, en este caso Hugh Jackman. Pensada para que muestre su enorme musculatura (todos sabemos que Jackman tiene una cláusula en sus contratos que le obliga a quitarse la camiseta como mínimo una vez en cada película, jejeje) y porqué no decirlo, también su talento como actor, que lo tiene y aquí vuelve a quedar patente. Aunque quien se lleva la palma y el protagonismo es el joven actor Dakota Goyo que interpreta con mucha solvencia al hijo de Jackman, dando menos rabia que su padre ficticio.
Aunque parezca una película adulta y violenta, por la subtrama del boxeo entre robots que en seguida paso a explicar, es en realidad un producto familiar y juvenil (por no decir infantil), ideal para las fiestas navideñas, que mezcla el drama, la comedia, la acción y el ambiente futurista de ciencia ficción a partes iguales, de manera muy inocente, blanca y convencional.
En un futuro en el que se prohíbe el boxeo entre hombres, y en el que luchan robots, Charlie Kenton (Jackman) boxeador retirado reconvertido en entrenador de robots, debe hacerse cargo de su hijo Max (Goyo), al que nunca ha visto, tras la muerte de su madre. Los dos se muestran reacios a compartir sus vidas hasta que encuentran un punto en común, los robots. Max ve como su padre y su ultra novísimo robot acumulan derrotas y deudas por la chulería y mala cabeza del progenitor. Cuando en un combate pierden a su androide, Max propone usar a Atom, uno que encontró en un vertedero y que él mismo arregló con ayuda de Bailey (la bellísima Evangeline Lilly) y que parece imitar todo lo que hace el niño. Cuando descubren el talento de Atom para el combate y unen sus fuerzas y talentos, su suerte cambia al mismo tiempo que crece el cariño entre padre e hijo.
La historia es predecible y a ratos aburrida. La dirección de Shawn Levy resulta pobre y aburrida. La ambientación es sosa y aburrida. La música de Danny Elfman parece hecha de descartes de otras bandas sonoras y es aburrida. En definitiva, es una película aburrida si eres adulto y has disfrutado de pelis de boxeo como Rocky, Million Dollar Baby o Toro Salvaje o de pelis de ciencia ficción con robots como A.I. Inteligencia Artificial o Eva, pero divertida si eres un niño.
VALORACIÓN:

No hay comentarios:

Publicar un comentario