Los Diminutos, nadie sabe dónde están.
La nueva película del Studio Ghibli no está dirigida, aunque sí escrita, por su fundador Hayao Miyazaki, genio creador de las sublimes Mi Vecino Totoro y La Princesa Mononoke, entre otras. Miyazaki cede las tareas de dirección a uno de sus alumnos más aventajados, Hiromasa Yonebayashi, que sigue los pasos de su maestro con bastante acierto. Arrietty y el mundo de los diminutos, terrible traducción del título original que vendría a ser algo así como "El secreto mundo de Arrietty" (incluso hubiera sido mejor si se hubiera mantenido el título del libro en el que está basada "Los Incursores"), tiene como protagonista a una chica de 14 años y 10 centímetros de altura. Arrietty vive con sus padres bajo las tablas del suelo de una casa a la cual va a vivir un chico humano de su misma edad que padece problemas cardíacos. El chico descubre por accidente a su diminuta vecina y nace entre ellos una relación de amistad que traerá bastantes problemas a Arrietty y su familia.
Con una media hora inicial muy notable donde nos presentan a los personajes ya metidos de lleno en una vibrante aventura, va perdiendo fuelle a medida que avanza el metraje y según disminuye el interés crece el aburrimiento. Película detallista, muy bien dibujada y coloreada que presume de unos fondos impecables preciosamente elaborados. Los personajes masculinos carecen de carisma, están poco trabajados y frente a los femeninos (la madre asustadiza y torpe de la protagonista, la humana obsesionada con cazar a los "pequeños seres bondadosos" o la propia Arrietty) parecen meras comparsas. En ningún momento logra la excelencia de las obras de Miyazaki aunque hace preveer que Yonebayashi será un digno sucesor para el Studio.
VALORACIÓN:
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