Terrence Malick, director poco prolífico que tan solo ha dirigido cinco películas en 38 años, llega ahora a los cines con la ganadora de la Palma de Oro en el último Festival de Cine de Cannes, El árbol de la vida. En ella nos cuenta dos historias que a priori no tienen nada que ver la una con la otra. Una es el drama que vive una familia de clase media americana en los años 50, recordado en la época actual por el hijo mayor (Sean Penn), alternando así flashbacks y flashforwards. La otra es una especie de documental sobre la creación del mundo y de sus especies hasta la caída del famoso meteorito que provocó la extinción de los dinosaurios.
A mi entender (que no es que la entienda mucho) la parte documental no pinta nada en medio de la película y aunque las imágenes son espectaculares y están muy bien filmadas, me hubiera gustado más si hubiera sido una película independiente. Por cierto, luciría genial en pantalla IMAX.
La otra historia me ha parecido muy bonita y muy dura. Es de esos relatos que me hacen soltar la lagrimita a la primera de cambio, pero por lo complejo de la trama, la densa filosofía y la coexistencia de lo científico con lo religioso, mi mente no daba más de sí y las lágrimas no afloraron. Me da la sensación que las emociones se quedan en la pantalla y no logran atravesarla para llegar al espectador. Quizás por la opulencia de las imágenes y sus vaivenes atrás y adelante en el tiempo (uno de los personajes muere y al cabo de dos escenas vuelve a aparecer, y luego desaparece, y ahora le lloran, y ahora ríen con él...un lío, vamos) hay algo que no me ha terminado de conectar.
El reparto está muy logrado, en especial los niños, que desprenden naturalidad en todas las secuencias (si el tiempo no los echa a perder darán mucho que hablar). Brad Pitt, como siempre fantástico y su partenaire, Jessica Chastain, es un gran descubrimiento y pedazo de actriz a tener en cuenta a partir de ya.
La banda sonora de Alexandre Desplat y los fragmentos de música clásica seleccionados acompañan las imágenes y dan más profundidad si cabe a la historia.
Poesía en imágenes y arte en estado puro nada recomendada para los que odian la lentitud, porque si otra cosa tiene la película a parte de lo ya comentado es que es tremendamente lenta, pausada y reflexiva.
VALORACIÓN:

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