¿¡Quién quiere "pegar" a un niño?!
El año 2000 fue el de la transformación del Achero Mañas actor (bastante normalito) al Achero Mañas director (bastante elogiable). Este madrileño trató con enorme sensibilidad un tema tan peliagudo como el maltrato infantil. El Bola es un niño de doce años que vive en un barrio obrero de Madrid (ciudad sustituible por cualquier otra) llevando, aparentemente, una vida normal. Va al colegio, juega en el parque con sus compañeros y hace gamberradas sin medir el peligro y el daño que puede causar (cosas de la edad), pero también ha de compartir su vida con un padre agresivo que descarga su furia y rabia contra él, una madre cansada de lidiar con la casa y con la abuela impedida y el recuerdo de un hermano muerto. Por todo esto le es muy complicado relacionarse y comunicarse con otros chicos. Cuando llega al colegio un chaval nuevo, Alfredo, conoce la amistad y una realidad familiar diametralmente opuesta a la suya, que le da coraje para asumir lo que le ocurre y enfrentarse a ello.
Película tristemente costumbrista que trata con respeto a todos sus personajes sin sancionarlos ni indultarlos, simplemente narrando una realidad que por desgracia traspasa las pantallas y se da más de lo que nos gustaría. Todos los personajes tienen motivos (aunque no los entendamos ni compartamos) para hacer lo que hacen. Mañas no ha querido demonizar a nadie aunque es inevitable que, como espectadores, sintamos rabia, odio e impotencia hacia ese padre tan cobarde (por no llamarlo "hijo de ****") que tapa su desconsuelo propinando improperios, daños físicos y castigos psicológicos al más débil e indefenso: su hijo.
El reparto infantil/juvenil está muy logrado (sé por experiencia propia que Achero se implica en la busqueda de actores y en el proceso de casting), destacando el descubrimiento de Juan José Ballesta, el cual fue premiado con el Goya al Mejor Actor Revelación. No quiero dejar de mencionar al benjamín de la función, Omar Muñoz, que desprende naturalidad y una sorprendente (en alguien tan pequeño) profesionalidad. Les deseo a los dos muchos más éxitos, que me consta que los tienen.
No hay que desmerecer la labor de los adultos, para muchos de ellos su primer papel importante en cine, con Manuel Morón (profesor mío de interpretación) y Alberto Jiménez (mi compañero de clase de clown) a la cabeza, interpretando al padre del protagonista y al de su amigo respectivamente.
Nos encontramos ante una opera prima sensible (no sensiblera) que merece ser revisionada cada cierto tiempo pues da una lección de cine y, lo que es más importante, una lección de vida.
VALORACIÓN:
jueves, 29 de diciembre de 2011
lunes, 19 de diciembre de 2011
CÓMO SER JOHN MALKOVICH
¿Quién no ha soñado en meterse dentro de alguien?
No acepto como respuesta que los hombres nos pasamos la vida ingeniando maneras de meternos en cuerpos ajenos, ya que la pregunta va más bien orientada a meternos en la mente de otr@s.
Pues Spike Jonze, esencialmente conocido por dirigir videoclips de grupos de la talla de REM, Björk o The Chemical Brothers, entre otros, hizo ese sueño realidad, a finales de la década de los noventa, al realizar Cómo ser John Malkovich.
Esta arriesgada y surrealista cinta cuenta con un reparto como mínimo sorprendente y ecléctico, empezando por el que da título al film, John Malkovich, haciendo gala de una maravillosa vis cómica y un gran sentido del humor que presta, sin reservas, su cuerpo, su mente y su nombre a la película, interpretándose a sí mismo. Casi tan sorprendente resulta la elección de Cameron Díaz (para algunos "sex-symbol", para mí una mujer de belleza vulgar en sus dos acepciones) como intérprete de la esposa de Craig, el protagonista, una mujer que trabaja en una tienda de animales y que está tan obsesionada por ellos que los adopta cuando están enfermos para cuidarlos, llenando así la casa de loros, monos, reptiles... John Cusack es Craig, un marionetista callejero y gran artista creando sus muñecos que vive aletargado y con la sensación de que su vida está acabada. Cuando entra a trabajar como archivador de documentos en la planta 7,5 de un rascacielos de Manhattan, descubre una puerta que, simulando la madriguera de Alicia en el País de las Maravillas, lleva a un "país maravilloso", la mente de John Malkovich. Su compañera de oficina, Maxine, interpretada por Catherine Keener, le propone montar un negocio clandestino, viajes a la cabeza de Malkovich.
Hay que admitir que Jonze y su guionista Charlie Kauffman poseen un gran talento y una imaginación desbordante, aunque esta no sea su mejor película, ya que cuando superas la sorpresa y la marcianada de la propuesta, va perdiendo interés y se torna repetitiva. Igualmente hay que regañar a los creadores por dar excesiva importancia al triángulo amoroso en lugar de centrarse y descentrarnos con la chaladura de la premisa inicial.
Las imágenes de los espectáculos de títeres son de una belleza mayúscula, en contraste con la vida y el aspecto descuidado de Craig, su mujer y la casa donde viven.
Es una película interesante y prometedora (en su primera media hora) que se deshincha a medida que avanza.
VALORACIÓN:
No acepto como respuesta que los hombres nos pasamos la vida ingeniando maneras de meternos en cuerpos ajenos, ya que la pregunta va más bien orientada a meternos en la mente de otr@s.
Pues Spike Jonze, esencialmente conocido por dirigir videoclips de grupos de la talla de REM, Björk o The Chemical Brothers, entre otros, hizo ese sueño realidad, a finales de la década de los noventa, al realizar Cómo ser John Malkovich.
Esta arriesgada y surrealista cinta cuenta con un reparto como mínimo sorprendente y ecléctico, empezando por el que da título al film, John Malkovich, haciendo gala de una maravillosa vis cómica y un gran sentido del humor que presta, sin reservas, su cuerpo, su mente y su nombre a la película, interpretándose a sí mismo. Casi tan sorprendente resulta la elección de Cameron Díaz (para algunos "sex-symbol", para mí una mujer de belleza vulgar en sus dos acepciones) como intérprete de la esposa de Craig, el protagonista, una mujer que trabaja en una tienda de animales y que está tan obsesionada por ellos que los adopta cuando están enfermos para cuidarlos, llenando así la casa de loros, monos, reptiles... John Cusack es Craig, un marionetista callejero y gran artista creando sus muñecos que vive aletargado y con la sensación de que su vida está acabada. Cuando entra a trabajar como archivador de documentos en la planta 7,5 de un rascacielos de Manhattan, descubre una puerta que, simulando la madriguera de Alicia en el País de las Maravillas, lleva a un "país maravilloso", la mente de John Malkovich. Su compañera de oficina, Maxine, interpretada por Catherine Keener, le propone montar un negocio clandestino, viajes a la cabeza de Malkovich.
Hay que admitir que Jonze y su guionista Charlie Kauffman poseen un gran talento y una imaginación desbordante, aunque esta no sea su mejor película, ya que cuando superas la sorpresa y la marcianada de la propuesta, va perdiendo interés y se torna repetitiva. Igualmente hay que regañar a los creadores por dar excesiva importancia al triángulo amoroso en lugar de centrarse y descentrarnos con la chaladura de la premisa inicial.
Las imágenes de los espectáculos de títeres son de una belleza mayúscula, en contraste con la vida y el aspecto descuidado de Craig, su mujer y la casa donde viven.
Es una película interesante y prometedora (en su primera media hora) que se deshincha a medida que avanza.
VALORACIÓN:
viernes, 16 de diciembre de 2011
5 METROS CUADRADOS
Y sigue la mala host**!!!
Parece que con la crisis la gente está más sensibilizada con temas sociales relacionados con la economía así como con la manipulación y la estafa que los que están en la cima de la cadena alimenticia (los ricos y poderosos) ejercen sobre los que estamos en la base de dicha cadena (el populacho).
Max Lemcke, director de 5 Metros Cuadrados, se siente en la obligación moral de criticar una situación vergonzosa que se viene desarrollando en nuestro país desde tiempos inmemoriales: La estafa inmobiliaria.
Lemcke brinda a Fernando Tejero y Malena Alterio, actores esencialmente reconocidos en su faceta cómica, los roles protagonistas de este drama que viene a reflejar una terrible realidad, en la que por desgracia todos hemos estado o podemos estar. Álex (Tejero) y Virginia (Alterio) son una pareja normal de treintañeros con trabajos normales y sueldos normales (o sea mileuristas, y qué triste me parece asumir eso como normal) que deciden comprar un piso en las afueras de su ciudad, en una futura urbanización residencial con espectaculares vistas al mar. A pocos meses de la boda y de la entrega de la vivienda, el departamento de Medio Ambiente del ayuntamiento paraliza las obras y precinta la zona, pues el constructor (un estupendo Emilio Gutiérrez Caba), tras su correspondiente soborno a un concejal del ayuntamiento (Manuel Morón en un papel en la línea de la serie de Canal +, Crematorio, de la cual esta película bebe sin disimulo), está edificando en una zona protegida. Desesperados ante la negativa de la constructora de devolverles la entrada (todos sus ahorros más lo prestado por los padres de ella) o de entregarles una vivienda de similares condiciones, forman una plataforma de protesta para luchar contra la injusticia.
La película está interpretada con solvencia por todos los actores, que saben dotar a sus personajes del dramatismo requerido y aportan pequeños toques cómicos para humanizarlos y acercarlos al espectador. Quiero destacar a Jorge Bosch, al cual no recuerdo haber visto en cine, que me sorprendió por su versatilidad.
He de reconocer que la película no es una obra maestra y que en algunos momentos resulta un tanto populista, pero se nota que está hecha con profesionalidad, seriedad, emoción, humanidad y, como he comentado anteriormente, enjuiciando y censurando actitudes déspotas e injustas.
Es una obra coherente en casi su totalidad, aunque hay que reprobar a su director, guionistas y actores que no sepan resolver el clímax final que, no es por ser puntilloso, roza lo ridículo e inverosímil.
VALORACIÓN:
Parece que con la crisis la gente está más sensibilizada con temas sociales relacionados con la economía así como con la manipulación y la estafa que los que están en la cima de la cadena alimenticia (los ricos y poderosos) ejercen sobre los que estamos en la base de dicha cadena (el populacho).
Max Lemcke, director de 5 Metros Cuadrados, se siente en la obligación moral de criticar una situación vergonzosa que se viene desarrollando en nuestro país desde tiempos inmemoriales: La estafa inmobiliaria.
Lemcke brinda a Fernando Tejero y Malena Alterio, actores esencialmente reconocidos en su faceta cómica, los roles protagonistas de este drama que viene a reflejar una terrible realidad, en la que por desgracia todos hemos estado o podemos estar. Álex (Tejero) y Virginia (Alterio) son una pareja normal de treintañeros con trabajos normales y sueldos normales (o sea mileuristas, y qué triste me parece asumir eso como normal) que deciden comprar un piso en las afueras de su ciudad, en una futura urbanización residencial con espectaculares vistas al mar. A pocos meses de la boda y de la entrega de la vivienda, el departamento de Medio Ambiente del ayuntamiento paraliza las obras y precinta la zona, pues el constructor (un estupendo Emilio Gutiérrez Caba), tras su correspondiente soborno a un concejal del ayuntamiento (Manuel Morón en un papel en la línea de la serie de Canal +, Crematorio, de la cual esta película bebe sin disimulo), está edificando en una zona protegida. Desesperados ante la negativa de la constructora de devolverles la entrada (todos sus ahorros más lo prestado por los padres de ella) o de entregarles una vivienda de similares condiciones, forman una plataforma de protesta para luchar contra la injusticia.
La película está interpretada con solvencia por todos los actores, que saben dotar a sus personajes del dramatismo requerido y aportan pequeños toques cómicos para humanizarlos y acercarlos al espectador. Quiero destacar a Jorge Bosch, al cual no recuerdo haber visto en cine, que me sorprendió por su versatilidad.
He de reconocer que la película no es una obra maestra y que en algunos momentos resulta un tanto populista, pero se nota que está hecha con profesionalidad, seriedad, emoción, humanidad y, como he comentado anteriormente, enjuiciando y censurando actitudes déspotas e injustas.
Es una obra coherente en casi su totalidad, aunque hay que reprobar a su director, guionistas y actores que no sepan resolver el clímax final que, no es por ser puntilloso, roza lo ridículo e inverosímil.
VALORACIÓN:
miércoles, 14 de diciembre de 2011
UN MÉTODO PELIGROSO
Cronenberg I El Grande.
Alguien capaz de reinventarse década tras década se merece ser tratado como un monarca y, si James Cameron se autodenominó el rey del mundo, David Cronenberg se ha ganado por derecho propio el título y la categoría de rey del cine.
Debutó en 1969 con Stereo, una cinta de ciencia ficción experimental, iniciando después una primera etapa setentera con títulos emblemáticos como Cromosoma 3 o Rabia, una década prodigiosa en los 80 con títulos míticos de la talla de Scanners, La Zona Muerta, Videodrome, La Mosca e Inseparables, unos años 90 irregulares aunque no por eso menos interesantes con Crash o eXistenZ, entre otras, y en los 2000 dos obras maestras del cine contemporáneo como Una Historia de Violencia y Promesas de Este. Ahora nos vuelve a sorprender con una historia que parece alejarse de todo lo que ha hecho anteriormente, pero nada más lejos de la realidad. Un Método Peligroso vuelve a tocar temas recurrentes en parte de su cine tales como la locura, el sexo o el sexo extremo. Igualmente no es la primera vez que ambienta sus películas en épocas pasadas. La diferencia o, mejor dicho, el paso adelante que da con respecto a sus títulos anteriores es el ritmo pausado, que la historia requiere, y un estilo sosegado y neutral que no entorpece con florituras estilísticas lo importante, que es el relato. De este modo, Cronenberg antepone el guión y lo que quiere contar a sus caprichos o deseos como director y en lugar de adaptar la historia a él, prefiere ser un profesional y adaptarse él a la historia.
Cuenta con una perfecta ambientación y recreación de la época sin recargar en exceso la música, el vestuario, los decorados, el maquillaje y la peluquería, poniendo todos estos elementos al servicio de los actores que son quienes realmente merecen destacar, pues la película se sostiene en la interpretación actoral.
El protagonista de sus dos anteriores cintas, Viggo Mortensen (denominado, desde ya, su actor fetiche), adquiere ahora un rol más secundario, dejando el protagonismo al ascendente, increíblemente talentoso y atractivo Michael Fassbender y a una sorprendente Keira Knightley.
Basada en una obra de teatro de Chistopher Hampton y en el libro homónimo de John Kerr, narra la relación que existió entre el joven psiquiatra Carl Gustav Jung (Fassbender), su maestro Sigmund Freud (Mortensen) y Sabina Spielrein (Knightley), una de las primeras mujeres en la historia del psicoanálisis. La película está centrada esencialmente, primero en la relación médico-paciente entre Jung y Spielrein, y segundo en la relación sexual-amorosa entre estos, adentrándonos en los inicios del psicoanálisis freudiano y en el distanciamiento de Jung de esta tendencia y su acercamiento a la escuela de la psicología analítica que él mismo fundó.
Una cinta elegante, detallista, pedagógica, turbadora y no apta para fans de la acción acelerada y tosca.
VALORACIÓN:
Alguien capaz de reinventarse década tras década se merece ser tratado como un monarca y, si James Cameron se autodenominó el rey del mundo, David Cronenberg se ha ganado por derecho propio el título y la categoría de rey del cine.
Debutó en 1969 con Stereo, una cinta de ciencia ficción experimental, iniciando después una primera etapa setentera con títulos emblemáticos como Cromosoma 3 o Rabia, una década prodigiosa en los 80 con títulos míticos de la talla de Scanners, La Zona Muerta, Videodrome, La Mosca e Inseparables, unos años 90 irregulares aunque no por eso menos interesantes con Crash o eXistenZ, entre otras, y en los 2000 dos obras maestras del cine contemporáneo como Una Historia de Violencia y Promesas de Este. Ahora nos vuelve a sorprender con una historia que parece alejarse de todo lo que ha hecho anteriormente, pero nada más lejos de la realidad. Un Método Peligroso vuelve a tocar temas recurrentes en parte de su cine tales como la locura, el sexo o el sexo extremo. Igualmente no es la primera vez que ambienta sus películas en épocas pasadas. La diferencia o, mejor dicho, el paso adelante que da con respecto a sus títulos anteriores es el ritmo pausado, que la historia requiere, y un estilo sosegado y neutral que no entorpece con florituras estilísticas lo importante, que es el relato. De este modo, Cronenberg antepone el guión y lo que quiere contar a sus caprichos o deseos como director y en lugar de adaptar la historia a él, prefiere ser un profesional y adaptarse él a la historia.
Cuenta con una perfecta ambientación y recreación de la época sin recargar en exceso la música, el vestuario, los decorados, el maquillaje y la peluquería, poniendo todos estos elementos al servicio de los actores que son quienes realmente merecen destacar, pues la película se sostiene en la interpretación actoral.
El protagonista de sus dos anteriores cintas, Viggo Mortensen (denominado, desde ya, su actor fetiche), adquiere ahora un rol más secundario, dejando el protagonismo al ascendente, increíblemente talentoso y atractivo Michael Fassbender y a una sorprendente Keira Knightley.
Basada en una obra de teatro de Chistopher Hampton y en el libro homónimo de John Kerr, narra la relación que existió entre el joven psiquiatra Carl Gustav Jung (Fassbender), su maestro Sigmund Freud (Mortensen) y Sabina Spielrein (Knightley), una de las primeras mujeres en la historia del psicoanálisis. La película está centrada esencialmente, primero en la relación médico-paciente entre Jung y Spielrein, y segundo en la relación sexual-amorosa entre estos, adentrándonos en los inicios del psicoanálisis freudiano y en el distanciamiento de Jung de esta tendencia y su acercamiento a la escuela de la psicología analítica que él mismo fundó.
Una cinta elegante, detallista, pedagógica, turbadora y no apta para fans de la acción acelerada y tosca.
VALORACIÓN:
martes, 13 de diciembre de 2011
UN DIOS SALVAJE
Ver una obra de teatro en el cine.
Este año han sido varias las películas adaptadas o inspiradas en obras de teatro que hemos podido ver en las carteleras y otras que parecen salidas de las tablas. Entre ellas Un Método Peligroso (que comentaré en breve), Cisne Negro (la mejor película que he visto en todo el año), ¿Estás ahí? (una de las peores películas vistas), Margin Call (de la que ya comenté su teatralidad) o la que ahora nos ocupa, Un Dios Salvaje. En esta ocasión y partiendo de un texto de Yasmina Reza que fue llevado a los escenarios catalanes y españoles por Tamzin Townsend (una de las mejores directoras de teatro del país), el gran Roman Polanski nos adentra en el micro mundo de dos parejas neoyorkinas reunidas para intentar hablar civilizadamente de la pelea que han tenido sus hijos. Aunque poco a poco la reunión se irá complicando y sacando lo peor de cada uno de ellos.
Interpretada únicamente por cuatro actores, Polanski ha sabido rodearse de artistas de extraordinario talento como Cristoph Waltz, Kate Winslet, John C. Reilly y Jodie Foster, que se adueñan de la pantalla sin flaquear en ningún momento. El cartel del film, muy bien diseñado, cuenta el proceso de la historia en doce fotos que tratan de reflejar el estado de ánimo por el que pasan los personajes, de la simpatía y cordialidad, al mosqueo y finalmente al cabreo y la rabia.
Muy loable la labor de Alexandre Desplat (música) y Hervé de Luze (montaje) pues crean una atmósfera que acompaña la narración de Polanski y los estados anímicos de los protagonistas, haciendo una música y montaje pausados al principio y frenéticos y acelerados al final cuando las dos parejas se están sacando los ojos.
Roman Polanski vuelve a mostrar su maestría, en este caso con una obra pequeña y en cierto modo claustrofóbica al estilo de algunos de sus anteriores films como La Muerte y la Doncella o La Semilla del Diablo, que transcurren prácticamente en un único escenario, aunque en esta ocasión no es una película tan oscura en cuanto a la iluminación.
Divertida, punzante, enérgica, perversa, sobresaliente y muy recomendable incluso si se ha visto en teatro.
Por cierto, atentos al prólogo y sobre todo al epílogo que da una lección de madurez y de cómo arreglar las diferencias.
VALORACIÓN:
Este año han sido varias las películas adaptadas o inspiradas en obras de teatro que hemos podido ver en las carteleras y otras que parecen salidas de las tablas. Entre ellas Un Método Peligroso (que comentaré en breve), Cisne Negro (la mejor película que he visto en todo el año), ¿Estás ahí? (una de las peores películas vistas), Margin Call (de la que ya comenté su teatralidad) o la que ahora nos ocupa, Un Dios Salvaje. En esta ocasión y partiendo de un texto de Yasmina Reza que fue llevado a los escenarios catalanes y españoles por Tamzin Townsend (una de las mejores directoras de teatro del país), el gran Roman Polanski nos adentra en el micro mundo de dos parejas neoyorkinas reunidas para intentar hablar civilizadamente de la pelea que han tenido sus hijos. Aunque poco a poco la reunión se irá complicando y sacando lo peor de cada uno de ellos.
Interpretada únicamente por cuatro actores, Polanski ha sabido rodearse de artistas de extraordinario talento como Cristoph Waltz, Kate Winslet, John C. Reilly y Jodie Foster, que se adueñan de la pantalla sin flaquear en ningún momento. El cartel del film, muy bien diseñado, cuenta el proceso de la historia en doce fotos que tratan de reflejar el estado de ánimo por el que pasan los personajes, de la simpatía y cordialidad, al mosqueo y finalmente al cabreo y la rabia.
Muy loable la labor de Alexandre Desplat (música) y Hervé de Luze (montaje) pues crean una atmósfera que acompaña la narración de Polanski y los estados anímicos de los protagonistas, haciendo una música y montaje pausados al principio y frenéticos y acelerados al final cuando las dos parejas se están sacando los ojos.
Roman Polanski vuelve a mostrar su maestría, en este caso con una obra pequeña y en cierto modo claustrofóbica al estilo de algunos de sus anteriores films como La Muerte y la Doncella o La Semilla del Diablo, que transcurren prácticamente en un único escenario, aunque en esta ocasión no es una película tan oscura en cuanto a la iluminación.
Divertida, punzante, enérgica, perversa, sobresaliente y muy recomendable incluso si se ha visto en teatro.
Por cierto, atentos al prólogo y sobre todo al epílogo que da una lección de madurez y de cómo arreglar las diferencias.
VALORACIÓN:
sábado, 10 de diciembre de 2011
1997: RESCATE EN NUEVA YORK
¡Qué mal envejecen algunas películas!
Prácticamente todas las películas de John Carpenter tienen esa extraña mezcla de modernidad y "vintage" que las hace tan carismáticas y divertidas. En el momento de su estreno todas resultan rompedoras y se convierten en clásicos pero al cabo del tiempo uno se da cuenta de que, algunas, rozan el ridículo. Precisamente eso es lo que pensé tras hacer una revisión de 1997: Rescate en Nueva York, película que en mi memoria era "la caña" pero que por vete tú a saber el motivo se ha vuelto ultra casposa.
Película rodada en 1981 pero ambientada en un futuro 1997 post-apocalíptico (qué raro se me hace ver un supuesto futuro que para mí ya es pasado) donde la isla de Manhattan se ha convertido en una prisión de alta seguridad de la cual es casi imposible escapar. El presidente americano sufre un accidente de avión mientras sobrevuela la isla y su aeroplano cae en medio de la desolada ciudad de los rascacielos, donde un grupo terrorista lo secuestra con intención de pedir la liberación. Ante la dificultad de mandar a la policía o al ejército para rescatar al presidente, logran convencer a "Serpiente" (Kurt Russell), un criminal ex miembro de las fuerzas especiales, para que libere al jefe de estado a cambio del indulto.
Esta cinta de serie B se sostiene gracias al carismático personaje al que da vida Russell, actor fetiche de Carpenter, que mezcla los heroes ochenteros musculados y super machos con sus némesis "outsider", villanos fuera de toda ley y círculo social convencional. Russell se muestra cómodo haciendo de este individuo y sale airoso tanto en la acción puramente física como en la "intelectual" (ejem, ejem...).
Obra de ciencia ficción tan oscura y adulta como divertida y entretenida que si se ve como lo que es, pura serie B, no defraudará.
VALORACIÓN:
Prácticamente todas las películas de John Carpenter tienen esa extraña mezcla de modernidad y "vintage" que las hace tan carismáticas y divertidas. En el momento de su estreno todas resultan rompedoras y se convierten en clásicos pero al cabo del tiempo uno se da cuenta de que, algunas, rozan el ridículo. Precisamente eso es lo que pensé tras hacer una revisión de 1997: Rescate en Nueva York, película que en mi memoria era "la caña" pero que por vete tú a saber el motivo se ha vuelto ultra casposa.
Película rodada en 1981 pero ambientada en un futuro 1997 post-apocalíptico (qué raro se me hace ver un supuesto futuro que para mí ya es pasado) donde la isla de Manhattan se ha convertido en una prisión de alta seguridad de la cual es casi imposible escapar. El presidente americano sufre un accidente de avión mientras sobrevuela la isla y su aeroplano cae en medio de la desolada ciudad de los rascacielos, donde un grupo terrorista lo secuestra con intención de pedir la liberación. Ante la dificultad de mandar a la policía o al ejército para rescatar al presidente, logran convencer a "Serpiente" (Kurt Russell), un criminal ex miembro de las fuerzas especiales, para que libere al jefe de estado a cambio del indulto.
Esta cinta de serie B se sostiene gracias al carismático personaje al que da vida Russell, actor fetiche de Carpenter, que mezcla los heroes ochenteros musculados y super machos con sus némesis "outsider", villanos fuera de toda ley y círculo social convencional. Russell se muestra cómodo haciendo de este individuo y sale airoso tanto en la acción puramente física como en la "intelectual" (ejem, ejem...).
Obra de ciencia ficción tan oscura y adulta como divertida y entretenida que si se ve como lo que es, pura serie B, no defraudará.
VALORACIÓN:
viernes, 9 de diciembre de 2011
LA CONSPIRACIÓN
La Justicia no es Justa.
Robert Redford siempre ha sido claro con su postura política (más bien de izquierdas) y se ha mostrado crítico, ya sea en sus películas o en su vida pública y privada, con el sistema judicial americano, la participación de sus paisanos en guerras recientes y el bipartidismo político del país. Quizás por esto y porque vive en un territorio en el que impera un pensamiento y sentimiento muy derechista (vaya, como nosotros en estos momentos...), sus películas más activistas suelen ser un fracaso comercial. Ya le ocurrió con su anterior trabajo, Leones por Corderos, y ahora de nuevo con La Conspiración.
Este drama basado en hechos reales trata un capítulo vergonzoso de la justicia estadounidense que aconteció tras el asesinato de Lincoln, decimosexto Presidente de los EE.UU. Ocho personas son detenidas y acusadas de conspirar para matar al presidente, al vicepresidente y al secretario de Estado. La única mujer del grupo es Mary Surratt (Robin Wright), propietaria de una casa de huéspedes donde los acusados estuvieron alojados planeando los ataques. Un joven abogado, Fred Aiken (James MacAvoy), se ve obligado por su superior, Reverdy Johnson (Tom Wilkinson), a defender a la acusada, a pesar de que cree fervientemente en su culpabilidad. Poco a poco se va dando cuenta de que de lo único que es culpable es de encubrir a su hijo, el cual si formó parte de los atentados y está en paradero desconocido. A pesar de su empeño por salvarla de una muerte segura y de esmerarse en encontrar pruebas de su inocencia, el tribunal militar que la juzga y el Secretario de Guerra (Kevin Kline), secundados por el nuevo gobierno, la quieren como cabeza de turco para aleccionar y "tranquilizar" (según ellos) al desolado pueblo.
Todo el reparto está excelente, aunque debo destacar la madurez de Robin Wright y su emoción contenida durante la mayor parte del metraje, así como la caracterización (casi irreconocible) y buen hacer de Kevin Kline y la solvencia del emergente James MacAvoy. Sin desmerecer, para nada, los elogiables trabajos de Tom Wilkinson, Evan Rachel Wood, Justin Long y Danny Huston, que complementan y acompañan la labor de los protagonistas.
Redford demuestra un enorme talento para la dirección de actores (se nota que también es actor) y para rodearse de colaboradores que le ayuden a confeccionar un film con cuidados detalles de iluminación, sonido, maquillaje, peluquería, vestuario y decorados. A destacar la fotografía de Newton Thomas Sigel, que dota toda la película de unos tonos sepia que aportan belleza a las imágenes, y la música de Mark Isham que conduce las emociones del espectador a través de su partitura, en especial en el clímax final de la cinta y en el montaje paralelo del magnicidio de Lincoln y el intento de asesinato del secretario Seward.
Aviso 1: resulta un poco lenta al principio, pero cuando se transforma en una película de juicios (75% de la duración) coge un buen ritmo, así que paciencia que la cosa mejora a medida que avanza.
Aviso 2: de nuevo nos hallamos ante una peli de esas que da una rabia tremenda lo que cuenta y demuestra que el poder, en este caso político y militar, dispone de la justicia y de la vida de las personas a su antojo.
VALORACIÓN:
Robert Redford siempre ha sido claro con su postura política (más bien de izquierdas) y se ha mostrado crítico, ya sea en sus películas o en su vida pública y privada, con el sistema judicial americano, la participación de sus paisanos en guerras recientes y el bipartidismo político del país. Quizás por esto y porque vive en un territorio en el que impera un pensamiento y sentimiento muy derechista (vaya, como nosotros en estos momentos...), sus películas más activistas suelen ser un fracaso comercial. Ya le ocurrió con su anterior trabajo, Leones por Corderos, y ahora de nuevo con La Conspiración.
Este drama basado en hechos reales trata un capítulo vergonzoso de la justicia estadounidense que aconteció tras el asesinato de Lincoln, decimosexto Presidente de los EE.UU. Ocho personas son detenidas y acusadas de conspirar para matar al presidente, al vicepresidente y al secretario de Estado. La única mujer del grupo es Mary Surratt (Robin Wright), propietaria de una casa de huéspedes donde los acusados estuvieron alojados planeando los ataques. Un joven abogado, Fred Aiken (James MacAvoy), se ve obligado por su superior, Reverdy Johnson (Tom Wilkinson), a defender a la acusada, a pesar de que cree fervientemente en su culpabilidad. Poco a poco se va dando cuenta de que de lo único que es culpable es de encubrir a su hijo, el cual si formó parte de los atentados y está en paradero desconocido. A pesar de su empeño por salvarla de una muerte segura y de esmerarse en encontrar pruebas de su inocencia, el tribunal militar que la juzga y el Secretario de Guerra (Kevin Kline), secundados por el nuevo gobierno, la quieren como cabeza de turco para aleccionar y "tranquilizar" (según ellos) al desolado pueblo.
Todo el reparto está excelente, aunque debo destacar la madurez de Robin Wright y su emoción contenida durante la mayor parte del metraje, así como la caracterización (casi irreconocible) y buen hacer de Kevin Kline y la solvencia del emergente James MacAvoy. Sin desmerecer, para nada, los elogiables trabajos de Tom Wilkinson, Evan Rachel Wood, Justin Long y Danny Huston, que complementan y acompañan la labor de los protagonistas.
Redford demuestra un enorme talento para la dirección de actores (se nota que también es actor) y para rodearse de colaboradores que le ayuden a confeccionar un film con cuidados detalles de iluminación, sonido, maquillaje, peluquería, vestuario y decorados. A destacar la fotografía de Newton Thomas Sigel, que dota toda la película de unos tonos sepia que aportan belleza a las imágenes, y la música de Mark Isham que conduce las emociones del espectador a través de su partitura, en especial en el clímax final de la cinta y en el montaje paralelo del magnicidio de Lincoln y el intento de asesinato del secretario Seward.
Aviso 1: resulta un poco lenta al principio, pero cuando se transforma en una película de juicios (75% de la duración) coge un buen ritmo, así que paciencia que la cosa mejora a medida que avanza.
Aviso 2: de nuevo nos hallamos ante una peli de esas que da una rabia tremenda lo que cuenta y demuestra que el poder, en este caso político y militar, dispone de la justicia y de la vida de las personas a su antojo.
VALORACIÓN:
miércoles, 7 de diciembre de 2011
LA LOLA SE VA A LOS PUERTOS
Rocío Jurado en concierto.
Josefina Molina, una de las más célebres directoras de cine de nuestro país gracias a títulos como Esquilache o la serie de televisión Teresa de Jesús, realizó esta película para lucimiento de la que fue conocida como "La Más Grande", Rocío Jurado.
La Lola se va a los Puertos es una obra de teatro original de Manuel y Antonio Machado del año 1929 que ya conoció una versión cinematográfica de mano de Juan de Orduña (1947) y que estuvo protagonizada por Juanita Reina ("La Reina de la Copla").
Año 1860, Lola (Jurado) es una cantaora andaluza de gran talento que con su voz y su fuerza enamora a cuantos hombres conoce. Don Diego (Paco Rabal), hacendado de gran poder, está encaprichado de ella y decide contratarla para que cante en su cortijo durante la fiesta de pedida de mano de José Luis (Jesús Cisneros), su hijo, y Rosario (Beatriz Santana). Lola y su guitarrista, Heredia (José Sancho), se desplazan a la finca a sabiendas que Don Diego pretende casarse con Lola y separar a la pareja profesional, pero allí, la cantaora se enamora de José Luis, con el cual vive un amor ilícito.
Este drama con reminiscencias lorquianas es una retahíla de canciones (en los primeros 30 minutos prácticamente solo se ve y se oye a la Jurado entonando coplas) entre las que se van insertando escenas de amor y desamor.
Película mediocre, sin interés dramático, mal iluminada y peor montada que al menos cuenta con un buen sonido para gozar de la potente voz de la chipionera.
Nada que objetar al trabajo de Rabal, que para variar está inmenso (era uno de esos actores que siempre estaba bien independientemente de la calidad del guión y del producto final, como aquí). José Sancho se defiende como puede, aunque en algunos momentos se nota demasiado que no le gusta la película en la que está trabajando. Por increíble que pueda parecer, Rocío Jurado no es la peor actriz del reparto. Ese mérito se lo llevan Santana y Cisneros, de los que me atrevo a decir que son dos de los peores actores que han existido jamás. Ella es de esa escuela, de la que años después salieron Elsa Pataky o Amaia Salamanca, entre otras, que todo lo que tienen de guapas lo tienen de frías e inexpresivas. Él, más de lo mismo, soso, plano, blando y del que destaco su desnudo integral (¡ahí queda eso!). La dicción, en ambos casos, brilla por su ausencia y el acento andaluz va y viene según sopla el viento. La pregunta que yo me hago es: si estas son las escenas que la directora y el montador dieron por buenas, ¿cómo serán las descartadas?
Una pena que Josefina Molina no siguiera haciendo productos de calidad y tenga en su currículo lacras como esta, a pesar de la cual se merece el Goya de Honor 2012.
VALORACIÓN:
Josefina Molina, una de las más célebres directoras de cine de nuestro país gracias a títulos como Esquilache o la serie de televisión Teresa de Jesús, realizó esta película para lucimiento de la que fue conocida como "La Más Grande", Rocío Jurado.
La Lola se va a los Puertos es una obra de teatro original de Manuel y Antonio Machado del año 1929 que ya conoció una versión cinematográfica de mano de Juan de Orduña (1947) y que estuvo protagonizada por Juanita Reina ("La Reina de la Copla").
Año 1860, Lola (Jurado) es una cantaora andaluza de gran talento que con su voz y su fuerza enamora a cuantos hombres conoce. Don Diego (Paco Rabal), hacendado de gran poder, está encaprichado de ella y decide contratarla para que cante en su cortijo durante la fiesta de pedida de mano de José Luis (Jesús Cisneros), su hijo, y Rosario (Beatriz Santana). Lola y su guitarrista, Heredia (José Sancho), se desplazan a la finca a sabiendas que Don Diego pretende casarse con Lola y separar a la pareja profesional, pero allí, la cantaora se enamora de José Luis, con el cual vive un amor ilícito.
Este drama con reminiscencias lorquianas es una retahíla de canciones (en los primeros 30 minutos prácticamente solo se ve y se oye a la Jurado entonando coplas) entre las que se van insertando escenas de amor y desamor.
Película mediocre, sin interés dramático, mal iluminada y peor montada que al menos cuenta con un buen sonido para gozar de la potente voz de la chipionera.
Nada que objetar al trabajo de Rabal, que para variar está inmenso (era uno de esos actores que siempre estaba bien independientemente de la calidad del guión y del producto final, como aquí). José Sancho se defiende como puede, aunque en algunos momentos se nota demasiado que no le gusta la película en la que está trabajando. Por increíble que pueda parecer, Rocío Jurado no es la peor actriz del reparto. Ese mérito se lo llevan Santana y Cisneros, de los que me atrevo a decir que son dos de los peores actores que han existido jamás. Ella es de esa escuela, de la que años después salieron Elsa Pataky o Amaia Salamanca, entre otras, que todo lo que tienen de guapas lo tienen de frías e inexpresivas. Él, más de lo mismo, soso, plano, blando y del que destaco su desnudo integral (¡ahí queda eso!). La dicción, en ambos casos, brilla por su ausencia y el acento andaluz va y viene según sopla el viento. La pregunta que yo me hago es: si estas son las escenas que la directora y el montador dieron por buenas, ¿cómo serán las descartadas?
Una pena que Josefina Molina no siguiera haciendo productos de calidad y tenga en su currículo lacras como esta, a pesar de la cual se merece el Goya de Honor 2012.
VALORACIÓN:
sábado, 3 de diciembre de 2011
MELANCOLÍA
Otra Tierra + El Árbol de la Vida = Melancolía (o la locura de Lars Von Trier)
Aturdido y desconcertado serían las palabras que mejor definen la sensación que me quedó al salir del cine tras ver la última película de Von Trier. ¿Qué ha hecho este hombre? ¿Qué pretendía hacer? ¿Qué quiere transmitir? Son solo algunas de las muchas preguntas que ha generado este esperpento.
Melancolía está narrada en tres partes: un prólogo de espectacular belleza plástica y dos capítulos muy diferenciados que trataré de manera independiente.
Película grotesca en su primera mitad, el innecesario capítulo de Justine (Kirsten Dunst) trata de contar, creo, el estado depresivo que padece la protagonista durante el día de su boda con Michael (Alexander Skarsgard). Este primer capítulo está plagado de estrellas cinematográficas de la talla de John Hurt (el padre de la novia), Charlotte Rampling (la madre de la novia), Stellan Skarsgard (padrino de la boda y jefe de la novia, aunque en la vida real es el padre de Alexander), Udo Kier (el organizador del enlace), Kiefer Sutherland (el cuñado de la novia) y Charlotte Gainsbourg (la hermana de la novia), que se pasean como pueden por el extraño mundo que describe el director danés, haciendo gala de su buen hacer interpretativo a pesar de lo confuso que resulta todo. Tras más de una hora de continuos disparates, mal rollo por doquier, narración lenta en cuanto al transcurso del tiempo y a la vez acelerada por los mareantes (literalmente) movimientos de cámara, en resumidas cuentas, una tomadura de pelo que no sirve para nada ni aporta nada, llega un segundo capítulo que ahora paso a analizar.
VALORACIÓN:
El episodio dedicado a Claire (Gainsbourg) es una película de catástrofes al estilo Armageddon, en la que el planeta que da nombre al film, Melancolía, que ha estado siempre oculto tras el sol, se acerca precipitadamente hacia La Tierra, amenazando con colisionar contra ella y por lo tanto de acabar con la humanidad. El nombre del inquietante planeta hace referencia al estado depresivo en el que se hallan los protagonistas y a medida que este se aproxima, más crece la tristeza y el desasosiego, no solo de los humanos, sino también de los animales (caballos, gusanos, polillas...).
Las actrices protagonistas están soberbias en esta sección y transmiten con sutileza la desesperación, en el caso de Claire, y la resignación y aceptación, en el caso de Justine, ante la inminente hecatombe.
VALORACIÓN:
Sin la absurda primera parte hubiera quedado una película correcta y coherente, aunque para nada perfecta, pues toda la cinta está bañada de cierta superficialidad, a pesar de la profundidad que el señor Von Trier cree haber aportado. Las emociones quedan diluidas ante tanta confusión y no llega a conmover. Mal rollo hecho cine con imágenes bellas y sobrecogedoras y un final espeluznante muy bien acompañado por la música de Wagner.
VALORACIÓN FINAL:
Aturdido y desconcertado serían las palabras que mejor definen la sensación que me quedó al salir del cine tras ver la última película de Von Trier. ¿Qué ha hecho este hombre? ¿Qué pretendía hacer? ¿Qué quiere transmitir? Son solo algunas de las muchas preguntas que ha generado este esperpento.
Melancolía está narrada en tres partes: un prólogo de espectacular belleza plástica y dos capítulos muy diferenciados que trataré de manera independiente.
Película grotesca en su primera mitad, el innecesario capítulo de Justine (Kirsten Dunst) trata de contar, creo, el estado depresivo que padece la protagonista durante el día de su boda con Michael (Alexander Skarsgard). Este primer capítulo está plagado de estrellas cinematográficas de la talla de John Hurt (el padre de la novia), Charlotte Rampling (la madre de la novia), Stellan Skarsgard (padrino de la boda y jefe de la novia, aunque en la vida real es el padre de Alexander), Udo Kier (el organizador del enlace), Kiefer Sutherland (el cuñado de la novia) y Charlotte Gainsbourg (la hermana de la novia), que se pasean como pueden por el extraño mundo que describe el director danés, haciendo gala de su buen hacer interpretativo a pesar de lo confuso que resulta todo. Tras más de una hora de continuos disparates, mal rollo por doquier, narración lenta en cuanto al transcurso del tiempo y a la vez acelerada por los mareantes (literalmente) movimientos de cámara, en resumidas cuentas, una tomadura de pelo que no sirve para nada ni aporta nada, llega un segundo capítulo que ahora paso a analizar.
VALORACIÓN:
El episodio dedicado a Claire (Gainsbourg) es una película de catástrofes al estilo Armageddon, en la que el planeta que da nombre al film, Melancolía, que ha estado siempre oculto tras el sol, se acerca precipitadamente hacia La Tierra, amenazando con colisionar contra ella y por lo tanto de acabar con la humanidad. El nombre del inquietante planeta hace referencia al estado depresivo en el que se hallan los protagonistas y a medida que este se aproxima, más crece la tristeza y el desasosiego, no solo de los humanos, sino también de los animales (caballos, gusanos, polillas...).
Las actrices protagonistas están soberbias en esta sección y transmiten con sutileza la desesperación, en el caso de Claire, y la resignación y aceptación, en el caso de Justine, ante la inminente hecatombe.
VALORACIÓN:
Sin la absurda primera parte hubiera quedado una película correcta y coherente, aunque para nada perfecta, pues toda la cinta está bañada de cierta superficialidad, a pesar de la profundidad que el señor Von Trier cree haber aportado. Las emociones quedan diluidas ante tanta confusión y no llega a conmover. Mal rollo hecho cine con imágenes bellas y sobrecogedoras y un final espeluznante muy bien acompañado por la música de Wagner.
VALORACIÓN FINAL:
viernes, 2 de diciembre de 2011
ACERO PURO
Puro Aço + reflexión.
En mi escapada lisboeta de hace tres semanas pude ver esta cinta, mezcla de acción y ciencia ficción, en su estreno en el país vecino. Y allí (como en casi todos los países del mundo) tampoco doblan las películas (excepto las infantiles). Se estrenan todas en versión original con subtítulos en portugués. Lo cual me lleva a una reflexión: ¿por qué en España somos tan cutres y doblamos las películas al castellano, catalán, gallego...? El trabajo del actor, aparte del talento de cada uno para transmitir emociones, se basa en tres pilares fundamentales: expresión corporal, expresión facial y expresión vocal (explicado a grandes rasgos). En nuestro país no respetamos el trabajo de los actores, ya que como somos unos vagos-egoístas, decidimos censurar las voces originales de los actores (33% de su trabajo) para que la misma voz que anuncia un coche en la tele ponga la voz a Eric Bana, Colin Firth o Michael Sheen, o que Robert de Niro, Richard Gere, Dustin Hoffman, Harvey Keitel, John Hurt, Bill Murray, Al Pacino, Mickey Rourke y Sylvester Stallone (solo por mencionar algunos), que tienen voces tan distintas en su idioma, compartan la del mismo doblador en España. PENOSO.
Pero a lo que estamos, Acero Puro es una película hecha al servicio de la estrella de turno, en este caso Hugh Jackman. Pensada para que muestre su enorme musculatura (todos sabemos que Jackman tiene una cláusula en sus contratos que le obliga a quitarse la camiseta como mínimo una vez en cada película, jejeje) y porqué no decirlo, también su talento como actor, que lo tiene y aquí vuelve a quedar patente. Aunque quien se lleva la palma y el protagonismo es el joven actor Dakota Goyo que interpreta con mucha solvencia al hijo de Jackman, dando menos rabia que su padre ficticio.
Aunque parezca una película adulta y violenta, por la subtrama del boxeo entre robots que en seguida paso a explicar, es en realidad un producto familiar y juvenil (por no decir infantil), ideal para las fiestas navideñas, que mezcla el drama, la comedia, la acción y el ambiente futurista de ciencia ficción a partes iguales, de manera muy inocente, blanca y convencional.
En un futuro en el que se prohíbe el boxeo entre hombres, y en el que luchan robots, Charlie Kenton (Jackman) boxeador retirado reconvertido en entrenador de robots, debe hacerse cargo de su hijo Max (Goyo), al que nunca ha visto, tras la muerte de su madre. Los dos se muestran reacios a compartir sus vidas hasta que encuentran un punto en común, los robots. Max ve como su padre y su ultra novísimo robot acumulan derrotas y deudas por la chulería y mala cabeza del progenitor. Cuando en un combate pierden a su androide, Max propone usar a Atom, uno que encontró en un vertedero y que él mismo arregló con ayuda de Bailey (la bellísima Evangeline Lilly) y que parece imitar todo lo que hace el niño. Cuando descubren el talento de Atom para el combate y unen sus fuerzas y talentos, su suerte cambia al mismo tiempo que crece el cariño entre padre e hijo.
La historia es predecible y a ratos aburrida. La dirección de Shawn Levy resulta pobre y aburrida. La ambientación es sosa y aburrida. La música de Danny Elfman parece hecha de descartes de otras bandas sonoras y es aburrida. En definitiva, es una película aburrida si eres adulto y has disfrutado de pelis de boxeo como Rocky, Million Dollar Baby o Toro Salvaje o de pelis de ciencia ficción con robots como A.I. Inteligencia Artificial o Eva, pero divertida si eres un niño.
VALORACIÓN:
En mi escapada lisboeta de hace tres semanas pude ver esta cinta, mezcla de acción y ciencia ficción, en su estreno en el país vecino. Y allí (como en casi todos los países del mundo) tampoco doblan las películas (excepto las infantiles). Se estrenan todas en versión original con subtítulos en portugués. Lo cual me lleva a una reflexión: ¿por qué en España somos tan cutres y doblamos las películas al castellano, catalán, gallego...? El trabajo del actor, aparte del talento de cada uno para transmitir emociones, se basa en tres pilares fundamentales: expresión corporal, expresión facial y expresión vocal (explicado a grandes rasgos). En nuestro país no respetamos el trabajo de los actores, ya que como somos unos vagos-egoístas, decidimos censurar las voces originales de los actores (33% de su trabajo) para que la misma voz que anuncia un coche en la tele ponga la voz a Eric Bana, Colin Firth o Michael Sheen, o que Robert de Niro, Richard Gere, Dustin Hoffman, Harvey Keitel, John Hurt, Bill Murray, Al Pacino, Mickey Rourke y Sylvester Stallone (solo por mencionar algunos), que tienen voces tan distintas en su idioma, compartan la del mismo doblador en España. PENOSO.
Pero a lo que estamos, Acero Puro es una película hecha al servicio de la estrella de turno, en este caso Hugh Jackman. Pensada para que muestre su enorme musculatura (todos sabemos que Jackman tiene una cláusula en sus contratos que le obliga a quitarse la camiseta como mínimo una vez en cada película, jejeje) y porqué no decirlo, también su talento como actor, que lo tiene y aquí vuelve a quedar patente. Aunque quien se lleva la palma y el protagonismo es el joven actor Dakota Goyo que interpreta con mucha solvencia al hijo de Jackman, dando menos rabia que su padre ficticio.
Aunque parezca una película adulta y violenta, por la subtrama del boxeo entre robots que en seguida paso a explicar, es en realidad un producto familiar y juvenil (por no decir infantil), ideal para las fiestas navideñas, que mezcla el drama, la comedia, la acción y el ambiente futurista de ciencia ficción a partes iguales, de manera muy inocente, blanca y convencional.
En un futuro en el que se prohíbe el boxeo entre hombres, y en el que luchan robots, Charlie Kenton (Jackman) boxeador retirado reconvertido en entrenador de robots, debe hacerse cargo de su hijo Max (Goyo), al que nunca ha visto, tras la muerte de su madre. Los dos se muestran reacios a compartir sus vidas hasta que encuentran un punto en común, los robots. Max ve como su padre y su ultra novísimo robot acumulan derrotas y deudas por la chulería y mala cabeza del progenitor. Cuando en un combate pierden a su androide, Max propone usar a Atom, uno que encontró en un vertedero y que él mismo arregló con ayuda de Bailey (la bellísima Evangeline Lilly) y que parece imitar todo lo que hace el niño. Cuando descubren el talento de Atom para el combate y unen sus fuerzas y talentos, su suerte cambia al mismo tiempo que crece el cariño entre padre e hijo.
La historia es predecible y a ratos aburrida. La dirección de Shawn Levy resulta pobre y aburrida. La ambientación es sosa y aburrida. La música de Danny Elfman parece hecha de descartes de otras bandas sonoras y es aburrida. En definitiva, es una película aburrida si eres adulto y has disfrutado de pelis de boxeo como Rocky, Million Dollar Baby o Toro Salvaje o de pelis de ciencia ficción con robots como A.I. Inteligencia Artificial o Eva, pero divertida si eres un niño.
VALORACIÓN:
miércoles, 30 de noviembre de 2011
MARGIN CALL
El complemento perfecto a Inside Job.
Este drama con alma de thriller podría, perfectamente, ser una obra de teatro del tipo Glengarry Glen Ross de David Mamet (también llevada al cine en 1992 por James Foley), donde en lugar de agentes inmobiliarios nos encontramos con los empleados y directivos de un banco de inversión. Lo teatral de la historia se ciñe a la forma, pues prácticamente en su totalidad transcurre en un par de escenarios y la acción se limita a las conversaciones que mantienen sus protagonistas, aunque también hay que destacar la teatralidad, la afectación y el histrionismo de Jeremy Irons. Por lo demás es una historia muy real que ayuda a ejemplificar todo lo que el documental anteriormente mencionado muestra.
Margin Call, dirigida por el debutante J.C. Chandor, cuenta las 24 horas previas al principio de la crisis económica en la que estamos sumergidos.
En una gran empresa de inversiones de Manhattan empiezan a despedir, debido a los recortes, a la mayoría de la plantilla entre los que se encuentra Eric Dale (Stanley Tucci), un brillante trabajador que lleva entre manos una operación que podría conducir a la empresa a la ruina. Cuando a este le prohiben acceder a su ordenador personal, le pasa un pendrive que contiene la tarea a medio hacer a Peter Sullivan (Zachary Quinto), uno de sus más talentosos subordinados, para que este lo desarrolle. Sullivan descubre que las sospechas de su jefe son correctas y moviliza a otros dos compañeros, Will (Paul Bettany) y Seth (Penn Badgley), para que corroboren sus conclusiones. Así pasarán a comunicar los datos a sus superiores, Sam (Kevin Spacey), Jared (Simon Baker) y Sarah (Demi Moore) y al dueño de la empresa John Tuld (Jeremy Irons), los cuales empiezan a plantearse si dar la cara y asumir los errores cometidos o salir del problema engañando a terceros para que compren unas acciones sin valor alguno. Estos ocho personajes vivirán una de las noches más adrenalíticas de sus vidas y los espectadores con ellos, sufriendo con algunos y odiando a otros.
El reparto es excelente en su conjunto (ya he comentado antes lo que pienso de Irons) recayendo en Spacey y Quinto las tareas de protagonista y llevando a la perfección el peso de la trama. El resto de secundarios no se queda a la zaga en cuanto a realismo y credibilidad aportadas.
Hay que reprocharle al director que utiliza demasiados planos cortos, llegando a ser muy reiterativo, que si sirvieran para centrarse en las expresiones faciales de los actores estaría más que justificado, pero la mayoría de las veces se cortan los ojos o la cara de alguno de los personajes en pantalla.
De nuevo nos encontramos con una película hecha para enfadarnos con y contra el mundo.
VALORACIÓN:
Este drama con alma de thriller podría, perfectamente, ser una obra de teatro del tipo Glengarry Glen Ross de David Mamet (también llevada al cine en 1992 por James Foley), donde en lugar de agentes inmobiliarios nos encontramos con los empleados y directivos de un banco de inversión. Lo teatral de la historia se ciñe a la forma, pues prácticamente en su totalidad transcurre en un par de escenarios y la acción se limita a las conversaciones que mantienen sus protagonistas, aunque también hay que destacar la teatralidad, la afectación y el histrionismo de Jeremy Irons. Por lo demás es una historia muy real que ayuda a ejemplificar todo lo que el documental anteriormente mencionado muestra.
Margin Call, dirigida por el debutante J.C. Chandor, cuenta las 24 horas previas al principio de la crisis económica en la que estamos sumergidos.
En una gran empresa de inversiones de Manhattan empiezan a despedir, debido a los recortes, a la mayoría de la plantilla entre los que se encuentra Eric Dale (Stanley Tucci), un brillante trabajador que lleva entre manos una operación que podría conducir a la empresa a la ruina. Cuando a este le prohiben acceder a su ordenador personal, le pasa un pendrive que contiene la tarea a medio hacer a Peter Sullivan (Zachary Quinto), uno de sus más talentosos subordinados, para que este lo desarrolle. Sullivan descubre que las sospechas de su jefe son correctas y moviliza a otros dos compañeros, Will (Paul Bettany) y Seth (Penn Badgley), para que corroboren sus conclusiones. Así pasarán a comunicar los datos a sus superiores, Sam (Kevin Spacey), Jared (Simon Baker) y Sarah (Demi Moore) y al dueño de la empresa John Tuld (Jeremy Irons), los cuales empiezan a plantearse si dar la cara y asumir los errores cometidos o salir del problema engañando a terceros para que compren unas acciones sin valor alguno. Estos ocho personajes vivirán una de las noches más adrenalíticas de sus vidas y los espectadores con ellos, sufriendo con algunos y odiando a otros.
El reparto es excelente en su conjunto (ya he comentado antes lo que pienso de Irons) recayendo en Spacey y Quinto las tareas de protagonista y llevando a la perfección el peso de la trama. El resto de secundarios no se queda a la zaga en cuanto a realismo y credibilidad aportadas.
Hay que reprocharle al director que utiliza demasiados planos cortos, llegando a ser muy reiterativo, que si sirvieran para centrarse en las expresiones faciales de los actores estaría más que justificado, pero la mayoría de las veces se cortan los ojos o la cara de alguno de los personajes en pantalla.
De nuevo nos encontramos con una película hecha para enfadarnos con y contra el mundo.
VALORACIÓN:
martes, 29 de noviembre de 2011
LAS AVENTURAS DE TINTÍN: EL SECRETO DEL UNICORNIO
Técnicamente perfecta.
En la estúpida guerra establecida en los 80 entre Astérix y Tintín yo siempre me decanté por los irreductibles galos aunque he leído casi todas las historias del joven periodista/detective belga, pero cuando supe que Steven Spielberg y Peter Jackson pensaban llevar a cabo una adaptación para la gran pantalla de los cómics de Hergé me picó el gusanillo de la curiosidad, cosa que nunca ocurrió con la traslación al cine del universo de Uderzo y Goscinny.
Las Aventuras de Tintín: El Secreto del Unicornio, que según sus productores es una mezcla de los álbumes El tesoro de Rakham el Rojo, El Cangrejo de las Pinzas de Oro y el que da título al film, El Secreto del Unicornio, trata de presentar (para los que no los conozcan ya, que alguno quedará) a los personajes y ubicar al espectador en quién es quién. Así nos muestran a Tintín y a su inseparable perro Milú en un mercadillo callejero de antigüedades donde compran la maqueta del barco Unicornio que esconde en su interior el secreto del tesoro oculto del pirata Rakham el Rojo. La aventura en la que se embarcan les llevará a conocer al carismático y alcoholizado Capitán Haddock, a los detectives Hernández y Fernández y a la soprano Bianca Castafiore.
Como he dicho en la entrada nos encontramos ante una película perfecta en cuanto a los aspectos técnicos. Spielberg y Jackson logran utilizar la captura de movimiento que popularizó Robert Zemeckis, con mucha más gracia y soltura que este, mejorando lo conseguido en Beowulf o Polar Express. Los actores que han prestado sus movimientos, su gestualidad y su voz son Jamie Bell (Tintín), Andy Serkis (Haddock), Daniel Craig (Rakham) y Simon Pegg y Nick Frost (Hernández y Fernández), entre otros.
Aunque la perfección formal, como ya he comentado, es indiscutible, el fondo ya es otro cantar. Muchos han comparado este film con la saga Indiana Jones pero yo debo apuntar que se aleja mucho de la maestría de En Busca del Arca Perdida, Indiana Jones y la Última Cruzada e incluso de Indiana Jones y el Templo Maldito y se asemeja más a la cuarta parte de la saga, que aunque personalmente no me pareció un desastre es la peor con diferencia. No es que Tintín sea mala, es que es antigua. Los chistes carecen de gracia, la mayoría de personajes son "carrinclones" (valga el catalanismo) y en ocasiones ridículos y desfasados. Ya sé que mucha gente dirá que los cómics donde fueron creados son antiguos y los personajes acordes a esa época, pero entonces yo replicaré: ¿por qué Spielberg y Jackson se han esmerado en modernizar los ambientes, las persecuciones (espectacular la que ocurre en Marruecos) y el ritmo, le han encargado a John Williams una banda sonora preciosa, moderna y acorde a las imágenes, pero han mantenido lo arcaico de sus personajes?
Ahí queda y por eso mi valoración no es más alta ni más baja.
VALORACIÓN:
En la estúpida guerra establecida en los 80 entre Astérix y Tintín yo siempre me decanté por los irreductibles galos aunque he leído casi todas las historias del joven periodista/detective belga, pero cuando supe que Steven Spielberg y Peter Jackson pensaban llevar a cabo una adaptación para la gran pantalla de los cómics de Hergé me picó el gusanillo de la curiosidad, cosa que nunca ocurrió con la traslación al cine del universo de Uderzo y Goscinny.
Las Aventuras de Tintín: El Secreto del Unicornio, que según sus productores es una mezcla de los álbumes El tesoro de Rakham el Rojo, El Cangrejo de las Pinzas de Oro y el que da título al film, El Secreto del Unicornio, trata de presentar (para los que no los conozcan ya, que alguno quedará) a los personajes y ubicar al espectador en quién es quién. Así nos muestran a Tintín y a su inseparable perro Milú en un mercadillo callejero de antigüedades donde compran la maqueta del barco Unicornio que esconde en su interior el secreto del tesoro oculto del pirata Rakham el Rojo. La aventura en la que se embarcan les llevará a conocer al carismático y alcoholizado Capitán Haddock, a los detectives Hernández y Fernández y a la soprano Bianca Castafiore.
Como he dicho en la entrada nos encontramos ante una película perfecta en cuanto a los aspectos técnicos. Spielberg y Jackson logran utilizar la captura de movimiento que popularizó Robert Zemeckis, con mucha más gracia y soltura que este, mejorando lo conseguido en Beowulf o Polar Express. Los actores que han prestado sus movimientos, su gestualidad y su voz son Jamie Bell (Tintín), Andy Serkis (Haddock), Daniel Craig (Rakham) y Simon Pegg y Nick Frost (Hernández y Fernández), entre otros.
Aunque la perfección formal, como ya he comentado, es indiscutible, el fondo ya es otro cantar. Muchos han comparado este film con la saga Indiana Jones pero yo debo apuntar que se aleja mucho de la maestría de En Busca del Arca Perdida, Indiana Jones y la Última Cruzada e incluso de Indiana Jones y el Templo Maldito y se asemeja más a la cuarta parte de la saga, que aunque personalmente no me pareció un desastre es la peor con diferencia. No es que Tintín sea mala, es que es antigua. Los chistes carecen de gracia, la mayoría de personajes son "carrinclones" (valga el catalanismo) y en ocasiones ridículos y desfasados. Ya sé que mucha gente dirá que los cómics donde fueron creados son antiguos y los personajes acordes a esa época, pero entonces yo replicaré: ¿por qué Spielberg y Jackson se han esmerado en modernizar los ambientes, las persecuciones (espectacular la que ocurre en Marruecos) y el ritmo, le han encargado a John Williams una banda sonora preciosa, moderna y acorde a las imágenes, pero han mantenido lo arcaico de sus personajes?
Ahí queda y por eso mi valoración no es más alta ni más baja.
VALORACIÓN:
domingo, 27 de noviembre de 2011
EL GATO CON BOTAS
Gato se ha independizado.
Nacido de la franquicia del ogro verde de Dreamworks desde Shrek 2 y convertido por derecho propio en la estrella de la función por delante del irritante asno y de la pareja de ogros enamorados, este tierno y seductor minino pedía un protagonista a gritos. Y es así como nace El Gato Con Botas, película pensada inicialmente para su lanzamiento en DVD y que tras la incorporación de Guillermo del Toro en la producción se replanteó su estreno en cines.
Planteada como una precuela, cuenta las aventuras en solitario de Gato antes de unirse a la pandilla de Shrek. Su director, Chris Miller, nos lleva a un pueblo con aires mexicanos donde Gato vive en su hogar de adopción con Humpty Dumpty, un huevo con cierta malicia y tendencia a la cleptomanía (sobretodo de oro) que mete al felino en problemas con la justicia. Así el pueblo acaba empapelado con fotos de "WANTED" y la inocente cara del gato con sus famosas pupilas dilatadísimas. Juntos se embarcan en la búsqueda de las judías mágicas que llevan a un reino sobre las nubes (vamos, el cuento de toda la vida de Las Habichuelas Mágicas) donde habita una oca que pone huevos de oro. A la banda también se une Kitty, una gatita bella y escurridiza, de la que Gato se queda prendado, que tiene un gran talento para robar sin ser descubierta.
La película está plagada de chistes que pretenden ser muy graciosos, y algunos lo son (aunque recomiendo no ver el trailer si tienes intención de verla ya que los chafa todos), aunque la mayoría solo despiertan una tímida sonrisa, por lo que como comedia no me funciona demasiado. En cambio como película de aventuras es muy resultona y entretenida. Destacan, sobretodo, las partes que beben del western clásico como la persecución-carrera de carretas entre las rocosas montañas del desierto y el prólogo del film con Gato en la taberna, así como la persecución de la pareja de gatos por los tejados del pueblo y el duelo de baile y espadas que estos protagonizan.
Antonio Banderas y Salma Hayek (doblando a los personajes tanto en inglés como en castellano) hacen una buena interpretación vocal y tienen mucha química.
VALORACIÓN:
Nacido de la franquicia del ogro verde de Dreamworks desde Shrek 2 y convertido por derecho propio en la estrella de la función por delante del irritante asno y de la pareja de ogros enamorados, este tierno y seductor minino pedía un protagonista a gritos. Y es así como nace El Gato Con Botas, película pensada inicialmente para su lanzamiento en DVD y que tras la incorporación de Guillermo del Toro en la producción se replanteó su estreno en cines.
Planteada como una precuela, cuenta las aventuras en solitario de Gato antes de unirse a la pandilla de Shrek. Su director, Chris Miller, nos lleva a un pueblo con aires mexicanos donde Gato vive en su hogar de adopción con Humpty Dumpty, un huevo con cierta malicia y tendencia a la cleptomanía (sobretodo de oro) que mete al felino en problemas con la justicia. Así el pueblo acaba empapelado con fotos de "WANTED" y la inocente cara del gato con sus famosas pupilas dilatadísimas. Juntos se embarcan en la búsqueda de las judías mágicas que llevan a un reino sobre las nubes (vamos, el cuento de toda la vida de Las Habichuelas Mágicas) donde habita una oca que pone huevos de oro. A la banda también se une Kitty, una gatita bella y escurridiza, de la que Gato se queda prendado, que tiene un gran talento para robar sin ser descubierta.
La película está plagada de chistes que pretenden ser muy graciosos, y algunos lo son (aunque recomiendo no ver el trailer si tienes intención de verla ya que los chafa todos), aunque la mayoría solo despiertan una tímida sonrisa, por lo que como comedia no me funciona demasiado. En cambio como película de aventuras es muy resultona y entretenida. Destacan, sobretodo, las partes que beben del western clásico como la persecución-carrera de carretas entre las rocosas montañas del desierto y el prólogo del film con Gato en la taberna, así como la persecución de la pareja de gatos por los tejados del pueblo y el duelo de baile y espadas que estos protagonizan.
Antonio Banderas y Salma Hayek (doblando a los personajes tanto en inglés como en castellano) hacen una buena interpretación vocal y tienen mucha química.
VALORACIÓN:
viernes, 18 de noviembre de 2011
CORTINA RASGADA
Hitchcock no me convence.
Cortina Rasgada es una de esas películas del señor Hitchcock que aún no había visto. Llevaba tiempo con ganas de darle una oportunidad y no puedo decir que me arrepienta, porque siempre es un lujo admirar el cine de este genio de la dirección cinematográfica, pero tampoco me satisfizo como era de esperar.
Dirigida en 1966 justo después del fracaso comercial de Marnie, la Ladrona, esta cinta estuvo supeditada a las exigencias de la Universal Pictures (estudio encargado de llevar a cabo la peli), que asustada por el pseudo-fracaso de la anterior película del director quiso controlar (quizás en exceso) el proceso de filmación. Para empezar, le impusieron a los actores protagonistas, Paul Newman y Julie Andrews, famosísimos por aquel entonces gracias a éxitos como Mary Poppins o Sonrisas y Lágrimas en el caso de la señorita Andrews y de Dulce pájaro de juventud o El Buscavidas en el caso de su partenaire. Hitchcock aceptó antes a Newman pero con Mary Poppins, digo Julie Andrews, tuvo reparos porque pensaba que el público la relacionaría con los musicales y según palabras del propio director: "la gente, cuando la vea en pantalla, esperará que se ponga a cantar". Nada más lejos de las intenciones del cineasta, pues Cortina Rasgada es un thriller de espionaje en el que un científico estadounidense, Michael Armstrong (Newman), viaja a la Alemania Oriental cruzando el mítico telón de acero al que hace referencia el título, para supuestamente ofrecer sus servicios a los comunistas. Una vez allí, su novia y asistente Sarah (Andrews) descubre que su chico no es un traidor, sino que lucha por su país e intenta descubrir los recientes estudios de un profesor sobre el proyecto Gamma-5 (bombas nucleares).
Aunque Paul Newman está correcto en su interpretación, nunca volvió a trabajar con Hitchcock (son cococidas popularmente las broncas que se acontecían en el rodaje entre éste y su director). Pero el gran fallo es la nula química existente entre las dos estrellas protagonistas. No es que Julie Andrews no esté bien, es que no pegan ni con cola de impacto.
La película tiene momentos interesantes, como los protagonistas escondiéndose se sus perseguidores en la ópera y siendo delatados por la diva de la función, Newman charlando con el profesor del proyecto Gamma-5 y descubriendo unas fórmulas secretas, o la escena de la granja y las consecuéncias de ésta. Igualmente hay que reprocharle a Hitchcock que alarga demasiado algunas situaciones, en especial el clímax final con Sarah y Armstrong intentando escapar de la Alemania comunista en un falso autobús de línea.
En definitiva, una obra menor del maestro Alfred Hitchcok.
VALORACIÓN:
Cortina Rasgada es una de esas películas del señor Hitchcock que aún no había visto. Llevaba tiempo con ganas de darle una oportunidad y no puedo decir que me arrepienta, porque siempre es un lujo admirar el cine de este genio de la dirección cinematográfica, pero tampoco me satisfizo como era de esperar.
Dirigida en 1966 justo después del fracaso comercial de Marnie, la Ladrona, esta cinta estuvo supeditada a las exigencias de la Universal Pictures (estudio encargado de llevar a cabo la peli), que asustada por el pseudo-fracaso de la anterior película del director quiso controlar (quizás en exceso) el proceso de filmación. Para empezar, le impusieron a los actores protagonistas, Paul Newman y Julie Andrews, famosísimos por aquel entonces gracias a éxitos como Mary Poppins o Sonrisas y Lágrimas en el caso de la señorita Andrews y de Dulce pájaro de juventud o El Buscavidas en el caso de su partenaire. Hitchcock aceptó antes a Newman pero con Mary Poppins, digo Julie Andrews, tuvo reparos porque pensaba que el público la relacionaría con los musicales y según palabras del propio director: "la gente, cuando la vea en pantalla, esperará que se ponga a cantar". Nada más lejos de las intenciones del cineasta, pues Cortina Rasgada es un thriller de espionaje en el que un científico estadounidense, Michael Armstrong (Newman), viaja a la Alemania Oriental cruzando el mítico telón de acero al que hace referencia el título, para supuestamente ofrecer sus servicios a los comunistas. Una vez allí, su novia y asistente Sarah (Andrews) descubre que su chico no es un traidor, sino que lucha por su país e intenta descubrir los recientes estudios de un profesor sobre el proyecto Gamma-5 (bombas nucleares).
Aunque Paul Newman está correcto en su interpretación, nunca volvió a trabajar con Hitchcock (son cococidas popularmente las broncas que se acontecían en el rodaje entre éste y su director). Pero el gran fallo es la nula química existente entre las dos estrellas protagonistas. No es que Julie Andrews no esté bien, es que no pegan ni con cola de impacto.
La película tiene momentos interesantes, como los protagonistas escondiéndose se sus perseguidores en la ópera y siendo delatados por la diva de la función, Newman charlando con el profesor del proyecto Gamma-5 y descubriendo unas fórmulas secretas, o la escena de la granja y las consecuéncias de ésta. Igualmente hay que reprocharle a Hitchcock que alarga demasiado algunas situaciones, en especial el clímax final con Sarah y Armstrong intentando escapar de la Alemania comunista en un falso autobús de línea.
En definitiva, una obra menor del maestro Alfred Hitchcok.
VALORACIÓN:
miércoles, 16 de noviembre de 2011
GATTACA
Marcado por la genética.
La ópera prima de Andrew Niccol hacía presagiar que teníamos ante nosotros a un nuevo y prometedor talento de la ciencia ficción cinematográfica. Pero todo quedó ahí, en promesas de buenas películas que aún están por llegar, pues después de Gattaca no ha vuelto a contar ni con el reconocimiento, ni con el apoyo, ni lo más importante, con el talento del que hablaba. Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, así que a pesar de que no me parece nada atractiva la propuesta que nos presenta este año, In Time, seguiré esperando con ganas sus nuevos proyectos.
Pero a lo que vamos, Gattaca es una película ambientada en un futuro en el que los niños son fecundados in vitro y alterados genéticamente para así eliminar, entre otras cosas, riesgos de enfermedades tanto físicas como psíquicas. Ethan Hawke (como casi siempre muy correcto en su interpretación) da vida a Vincent, uno de los pocos niños traídos al mundo de la manera tradicional y que padece un defecto cardíaco, así que sus posibilidades de triunfar ante el resto se ven mermadas, más aún cuando su sueño es entrar en la "Corporación Gattaca" para formar parte de misiones espaciales. Jude Law (asumiendo su primer papel importante en el cine y destacando ya por su carisma) es Jerome, un deportista de élite que se queda paralítico al sufrir un accidente y ofrece su identidad y fluídos corporales a Vincent para poder engañar a la Corporación y así acceder a su anhelado sueño. Cuando se comete un asesinato en la Corporación y se inicia una investigación, las cosas se complican para los protagonistas.
Gattaca se ha convertido en uno de esos largometrajes de culto que cuenta con un buen guión sci-fi (ciencia ficción), sólidas interpretaciones (a parte de los protagonistas lucen Uma Thurman, Loren Dean, Alan Arkin, Elias Koteas e incluso Gore Vidal), una banda sonora del maestro Michael Nyman, sutil o intensa según lo requiera la acción, e imágenes épicas como las competiciones a nado entre Vincent y su hermano, el paseo al amanecer de Thurman y Hawke por un campo lleno de placas solares o éste lavándose y exfoliándose constantemente para eliminar las células muertas de su cuerpo.
Una película llena de mensajes de caracter universal que se merece ser un film de culto.
VALORACIÓN:
La ópera prima de Andrew Niccol hacía presagiar que teníamos ante nosotros a un nuevo y prometedor talento de la ciencia ficción cinematográfica. Pero todo quedó ahí, en promesas de buenas películas que aún están por llegar, pues después de Gattaca no ha vuelto a contar ni con el reconocimiento, ni con el apoyo, ni lo más importante, con el talento del que hablaba. Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, así que a pesar de que no me parece nada atractiva la propuesta que nos presenta este año, In Time, seguiré esperando con ganas sus nuevos proyectos.
Pero a lo que vamos, Gattaca es una película ambientada en un futuro en el que los niños son fecundados in vitro y alterados genéticamente para así eliminar, entre otras cosas, riesgos de enfermedades tanto físicas como psíquicas. Ethan Hawke (como casi siempre muy correcto en su interpretación) da vida a Vincent, uno de los pocos niños traídos al mundo de la manera tradicional y que padece un defecto cardíaco, así que sus posibilidades de triunfar ante el resto se ven mermadas, más aún cuando su sueño es entrar en la "Corporación Gattaca" para formar parte de misiones espaciales. Jude Law (asumiendo su primer papel importante en el cine y destacando ya por su carisma) es Jerome, un deportista de élite que se queda paralítico al sufrir un accidente y ofrece su identidad y fluídos corporales a Vincent para poder engañar a la Corporación y así acceder a su anhelado sueño. Cuando se comete un asesinato en la Corporación y se inicia una investigación, las cosas se complican para los protagonistas.
Gattaca se ha convertido en uno de esos largometrajes de culto que cuenta con un buen guión sci-fi (ciencia ficción), sólidas interpretaciones (a parte de los protagonistas lucen Uma Thurman, Loren Dean, Alan Arkin, Elias Koteas e incluso Gore Vidal), una banda sonora del maestro Michael Nyman, sutil o intensa según lo requiera la acción, e imágenes épicas como las competiciones a nado entre Vincent y su hermano, el paseo al amanecer de Thurman y Hawke por un campo lleno de placas solares o éste lavándose y exfoliándose constantemente para eliminar las células muertas de su cuerpo.
Una película llena de mensajes de caracter universal que se merece ser un film de culto.
VALORACIÓN:
martes, 15 de noviembre de 2011
CRIADAS Y SEÑORAS
¡Para hacer buenos pasteles hay que venir al sur!
Me permito el lujo de iniciar esta reseña adaptando la famosísima canción de Raffaella Carrá y aportando un toque cómico, que los que hayan visto la peli entenderán a la perfección.
Criadas y Señoras está basada en una obra literaria del mismo título (en inglés The Help, haciendo referencia a las mujeres negras que en el Mississippi de los años 60 trabajaban o "ayudaban" a criar a los hijos y cuidar las casas de las blancas pijas) escrito por Katryn Stockett que fue publicado en el 2009 y posteriormente llevado al cine por su amigo de la infancia Tate Taylor.
La omnipresente y talentosa Emma Stone protagoniza esta "dramedia" (drama con brillantes momentos de comedia) en la que da vida a una joven sureña que sueña con convertirse en escritora y que tras ser contratada en un periódico local para contestar las cartas de sus lectoras sobre problemas domésticos, decide escribir un libro en el que plasmar las vidas de las mujeres negras que forman parte del servicio doméstico. Así empieza a entrevistarse con Aibileen y Minny (muy bien interpretadas por Viola Davis y Octavia Spencer), dos criadas cansadas de los malos tratos recibidos de sus señoras que están más que dispuestas a contar todas las intimidades de sus jefas y denunciar su precaria situación.
A pesar de las más de dos horas de duración, la película pasa como un suspiro. Está muy bien contada y, aunque su director no muestre mucha originalidad, demuestra que al menos sabe narrar en imágenes. El reparto al completo es un gran acierto, pues como mínimo todas están bien. Yo destacaría, a parte de las tres mencionadas anteriormente, las labores de Jessica Chastain (la mujer de Brad Pitt en El Árbol de la Vida) que interpreta a una mujer necesitada de ser aceptada entre el resto de esposas de cierto nivel social, pero que encontrará una amiga y aliada en su nueva criada, y Bryce Dallas Howard (que la mayoría de la gente odia, quizás porque se la considera una enchufada por ser hija del director Ron Howard), en la piel de una arpía y odiosa racista que manipula a todo el que puede contra sus criadas, a las que considera una raza inferior, casi como animales (por ejemplo: ratas) que les pueden contagiar enfermedades (por ejemplo: la rabia).
VALORACIÓN:
Me permito el lujo de iniciar esta reseña adaptando la famosísima canción de Raffaella Carrá y aportando un toque cómico, que los que hayan visto la peli entenderán a la perfección.
Criadas y Señoras está basada en una obra literaria del mismo título (en inglés The Help, haciendo referencia a las mujeres negras que en el Mississippi de los años 60 trabajaban o "ayudaban" a criar a los hijos y cuidar las casas de las blancas pijas) escrito por Katryn Stockett que fue publicado en el 2009 y posteriormente llevado al cine por su amigo de la infancia Tate Taylor.
La omnipresente y talentosa Emma Stone protagoniza esta "dramedia" (drama con brillantes momentos de comedia) en la que da vida a una joven sureña que sueña con convertirse en escritora y que tras ser contratada en un periódico local para contestar las cartas de sus lectoras sobre problemas domésticos, decide escribir un libro en el que plasmar las vidas de las mujeres negras que forman parte del servicio doméstico. Así empieza a entrevistarse con Aibileen y Minny (muy bien interpretadas por Viola Davis y Octavia Spencer), dos criadas cansadas de los malos tratos recibidos de sus señoras que están más que dispuestas a contar todas las intimidades de sus jefas y denunciar su precaria situación.
A pesar de las más de dos horas de duración, la película pasa como un suspiro. Está muy bien contada y, aunque su director no muestre mucha originalidad, demuestra que al menos sabe narrar en imágenes. El reparto al completo es un gran acierto, pues como mínimo todas están bien. Yo destacaría, a parte de las tres mencionadas anteriormente, las labores de Jessica Chastain (la mujer de Brad Pitt en El Árbol de la Vida) que interpreta a una mujer necesitada de ser aceptada entre el resto de esposas de cierto nivel social, pero que encontrará una amiga y aliada en su nueva criada, y Bryce Dallas Howard (que la mayoría de la gente odia, quizás porque se la considera una enchufada por ser hija del director Ron Howard), en la piel de una arpía y odiosa racista que manipula a todo el que puede contra sus criadas, a las que considera una raza inferior, casi como animales (por ejemplo: ratas) que les pueden contagiar enfermedades (por ejemplo: la rabia).
VALORACIÓN:
martes, 8 de noviembre de 2011
OTRA TIERRA
Ciencia Ficción indie.
Otra Tierra es una rara avis dentro del cine de ciencia ficción, pues no es una demostración de la grandeza de los estudios de cine americanos en cuanto a gastos inconmensurables en efectos visuales y de sonido, en contratación de estrellas (actores mega famosos de esos que cobran más de lo que realmente merecen o directores y guionistas con un ego mayúsculo), en promociones mastodónticas... sino que es una película pequeña, independiente y reflexiva. Escrita por su director, Mike Cahill, y por la actriz principal, Brit Marling, los cuales mezclan la trama fantástica de la aparición en el cielo de Otra Tierra idéntica a la que habitamos y el drama personal que vive la protagonista tras provocar un accidente automovilístico en el que morirán practicamente todos los integrantes. Cuatro años después del trágico accidente y tras salir de la cárcel donde cumple condena, Rhoda (nombre de la protagonista) es seleccionada para viajar a la réplica de la Tierra, antes de lo cual siente la necesidad de encontrar al único superviviente del accidente y pedirle perdón por lo ocurrido. Cuando conoce a John, el padre de la familia fallecida, se crean unos vínculos especiales entre ellos...
Una vez vista me vinieron a la mente películas como Prime o Los Cronocrímenes, con las que tiene más de un punto en común. En todas ellas hay pocos personajes, pocos escenarios, pocos F/X y mucho talento. Aunque si hay algo que haga difierir a Otra Tierra de los títulos comentados es que en ocasiones resulta excesivamente lenta y puede llegar a aburrir, aunque la intención de sus creadores sea la de dar tiempo para empatizar con los personajes y reflexionar sobre las emociones que vemos en pantalla. Hay que destacar varios momentos brillantes que dejan boquiabiertos, como el accidente que da inicio al film, la aparición del nuevo mundo, el primer contacto con los habitantes de este que demuestra que son una copia idéntica a nosotros, la historia que Rhoda cuenta a John con el único acompañamiento del repiqueteo de un cuchillo contra la mesa de madera, la confesión de culpabilidad de Rhoda y un final impactante y bello.
VALORACIÓN:
Otra Tierra es una rara avis dentro del cine de ciencia ficción, pues no es una demostración de la grandeza de los estudios de cine americanos en cuanto a gastos inconmensurables en efectos visuales y de sonido, en contratación de estrellas (actores mega famosos de esos que cobran más de lo que realmente merecen o directores y guionistas con un ego mayúsculo), en promociones mastodónticas... sino que es una película pequeña, independiente y reflexiva. Escrita por su director, Mike Cahill, y por la actriz principal, Brit Marling, los cuales mezclan la trama fantástica de la aparición en el cielo de Otra Tierra idéntica a la que habitamos y el drama personal que vive la protagonista tras provocar un accidente automovilístico en el que morirán practicamente todos los integrantes. Cuatro años después del trágico accidente y tras salir de la cárcel donde cumple condena, Rhoda (nombre de la protagonista) es seleccionada para viajar a la réplica de la Tierra, antes de lo cual siente la necesidad de encontrar al único superviviente del accidente y pedirle perdón por lo ocurrido. Cuando conoce a John, el padre de la familia fallecida, se crean unos vínculos especiales entre ellos...
Una vez vista me vinieron a la mente películas como Prime o Los Cronocrímenes, con las que tiene más de un punto en común. En todas ellas hay pocos personajes, pocos escenarios, pocos F/X y mucho talento. Aunque si hay algo que haga difierir a Otra Tierra de los títulos comentados es que en ocasiones resulta excesivamente lenta y puede llegar a aburrir, aunque la intención de sus creadores sea la de dar tiempo para empatizar con los personajes y reflexionar sobre las emociones que vemos en pantalla. Hay que destacar varios momentos brillantes que dejan boquiabiertos, como el accidente que da inicio al film, la aparición del nuevo mundo, el primer contacto con los habitantes de este que demuestra que son una copia idéntica a nosotros, la historia que Rhoda cuenta a John con el único acompañamiento del repiqueteo de un cuchillo contra la mesa de madera, la confesión de culpabilidad de Rhoda y un final impactante y bello.
VALORACIÓN:
viernes, 4 de noviembre de 2011
CONTAGIO
¡Pandemiaaaaaaa!
El hiperactivo e hipercreativo Steven Soderbergh cuenta en su último film estrenado, Contagio, con un reparto de vértigo encabezado por uno de sus actores fetiches, Matt Damon (con una pinta de zampabollos que asusta), al que siguen Kate Winslet, Gwyneth Paltrow, Marion Cotillard, Laurence Fishburne, Jude Law, Jennifer Ehle y Elliot Gould, entre otros. Todos ellos están como mínimo creíbles en sus personajes y cuentan desde diferentes puntos de vista las acciones y reacciones ante una posible pandemia viral a nivel mundial. El virus en cuestión, que se transmite a través del contacto físico, tiene un origen desconocido, así que diferentes organismos como la OMS o el departamento científico del gobierno de los Estados Unidos se ponen manos a la obra para averiguar de dónde viene y a dónde va el dichoso virus.
Contada de forma adrenalítica y apasionante en la primera hora, Contagio va perdiendo fuerza a medida que avanza, tanto en metraje como en el descubrimiento sobre la epidemia. Soderbergh nos adentra en un mundo frío y carente de sentimientos, o más bien de sentimentalismo, en el que lo que importa es el avance de la enfermedad y la manera de exterminarla o paliarla, más que el mundo interior de sus protagonistas.
Tejida como una larga cadena de ADN que se va dividiendo en secuencias más pequeñas y que desgranadas forman capítulos independientes, pero que unidas entre sí crean un puzle al que, para mi gusto, le sobran algunas piezas y le faltan otras.
A destacar la música de Cliff Martínez, que cuando la película lo requiere resulta electrizante o fría y distante, así como la fotografía de Peter Andrews (pseudónimo de Soderbergh, que como ya he dicho al principio es hiperactivo e hipercreativo), que muestra un mundo que se va volviendo gris y desolado según lo requiere la historia.
VALORACIÓN:
El hiperactivo e hipercreativo Steven Soderbergh cuenta en su último film estrenado, Contagio, con un reparto de vértigo encabezado por uno de sus actores fetiches, Matt Damon (con una pinta de zampabollos que asusta), al que siguen Kate Winslet, Gwyneth Paltrow, Marion Cotillard, Laurence Fishburne, Jude Law, Jennifer Ehle y Elliot Gould, entre otros. Todos ellos están como mínimo creíbles en sus personajes y cuentan desde diferentes puntos de vista las acciones y reacciones ante una posible pandemia viral a nivel mundial. El virus en cuestión, que se transmite a través del contacto físico, tiene un origen desconocido, así que diferentes organismos como la OMS o el departamento científico del gobierno de los Estados Unidos se ponen manos a la obra para averiguar de dónde viene y a dónde va el dichoso virus.
Contada de forma adrenalítica y apasionante en la primera hora, Contagio va perdiendo fuerza a medida que avanza, tanto en metraje como en el descubrimiento sobre la epidemia. Soderbergh nos adentra en un mundo frío y carente de sentimientos, o más bien de sentimentalismo, en el que lo que importa es el avance de la enfermedad y la manera de exterminarla o paliarla, más que el mundo interior de sus protagonistas.
Tejida como una larga cadena de ADN que se va dividiendo en secuencias más pequeñas y que desgranadas forman capítulos independientes, pero que unidas entre sí crean un puzle al que, para mi gusto, le sobran algunas piezas y le faltan otras.
A destacar la música de Cliff Martínez, que cuando la película lo requiere resulta electrizante o fría y distante, así como la fotografía de Peter Andrews (pseudónimo de Soderbergh, que como ya he dicho al principio es hiperactivo e hipercreativo), que muestra un mundo que se va volviendo gris y desolado según lo requiere la historia.
VALORACIÓN:
miércoles, 2 de noviembre de 2011
CRAZY, STUPID, LOVE
Loco, tonto, amor...
Un desfile de estrellas de la talla de Julianne Moore, Steve Carrell, Emma Stone, Ryan Gosling, Marisa Tomei y Kevin Bacon, entre otros, se vuelven locos y tontos por amor en esta comedia dirigida a cuatro manos por Glenn Ficarra y John Requa (directores de Phillip Morris ¡Te Quiero!).
Crazy, Stupid, Love es una de esas películas de historias cruzadas en las que, de algún modo u otro, todos los personajes tienen algo que ver entre ellos. Aquí partimos de una pareja de cuarentones (Moore y Carrell) en crisis que deciden separarse después de que la mujer haya tenido un escarceo sexual con un compañero de trabajo (Bacon). Cal, que así se llama el marido, conoce en un bar a un guapo, triunfador y ligón treintañero, Jacob (Gosling), que le transformará en un "sosias" de sí mismo.
Los actores, al completo, están muy acertados en sus personajes y muestran una química indiscutible, y aunque la película parece hecha a la medida de Steve Carrell, éste no intenta que su ego pisotee al resto de compañeros, sino que se mezcla entre ellos haciendo una comedia coral muy equilibrada.
El film, que cuenta con un guión divertido y original a pesar de lo manido de algunas situaciones, se aleja de la supuesta valentía de recientes comedias como La boda de mi mejor amiga, que presentan un inicio ordinario y salvaje para luego derivar en algo de lo más previsible y tópico. Es una comedia destinada a un público adulto, con las únicas pretensiones de hacer pasar un rato agradable y salir del cine con una sonrisa en el rostro. Y lo consigue. No pasará a la historia como las comedias de Billy Wilder o Woody Allen, pero tampoco lo pretende.
VALORACIÓN:
Un desfile de estrellas de la talla de Julianne Moore, Steve Carrell, Emma Stone, Ryan Gosling, Marisa Tomei y Kevin Bacon, entre otros, se vuelven locos y tontos por amor en esta comedia dirigida a cuatro manos por Glenn Ficarra y John Requa (directores de Phillip Morris ¡Te Quiero!).
Crazy, Stupid, Love es una de esas películas de historias cruzadas en las que, de algún modo u otro, todos los personajes tienen algo que ver entre ellos. Aquí partimos de una pareja de cuarentones (Moore y Carrell) en crisis que deciden separarse después de que la mujer haya tenido un escarceo sexual con un compañero de trabajo (Bacon). Cal, que así se llama el marido, conoce en un bar a un guapo, triunfador y ligón treintañero, Jacob (Gosling), que le transformará en un "sosias" de sí mismo.
Los actores, al completo, están muy acertados en sus personajes y muestran una química indiscutible, y aunque la película parece hecha a la medida de Steve Carrell, éste no intenta que su ego pisotee al resto de compañeros, sino que se mezcla entre ellos haciendo una comedia coral muy equilibrada.
El film, que cuenta con un guión divertido y original a pesar de lo manido de algunas situaciones, se aleja de la supuesta valentía de recientes comedias como La boda de mi mejor amiga, que presentan un inicio ordinario y salvaje para luego derivar en algo de lo más previsible y tópico. Es una comedia destinada a un público adulto, con las únicas pretensiones de hacer pasar un rato agradable y salir del cine con una sonrisa en el rostro. Y lo consigue. No pasará a la historia como las comedias de Billy Wilder o Woody Allen, pero tampoco lo pretende.
VALORACIÓN:
lunes, 31 de octubre de 2011
EVA
Inteligencia Artificial.
Eva es una bocanada de aire fresco en el panorama cinematográfico actual, que demuestra que para hacer buen cine de género no son necesarios montones de dinero, de ruido, de estrellas de Hollywood, sino que con talento, ganas e ilusión se pueden conseguir perlas como la ópera prima de Kike Maillo. Ésta película futurista (aunque no muestra un futuro lejano, sino uno a la vuelta de la esquina y bastante reconocible) mezcla con gracia el drama humano de unos personajes con la fantasía de un mundo cohabitado por robots casi humanos. Daniel Brühl encarna a Alex (el protagonista de la función), un experto en inteligencia artificial al que le encargan terminar un proyecto muy especial, la creación del primer robot libre. Para ello vuelve a su ciudad natal, donde se reencuentra con su hermano y su cuñada/ex novia y donde conocerá a su sobrina, la Eva del título. Entre Alex y Eva se crea un vínculo muy especial, así que él decide usarla como modelo para la creación de su robot.
La película cuenta con un reparto estupendo con el mencionado Brühl, Marta Etura y Alberto Amman a la cabeza pero los que realmente destacan son la niña Claudia Vega por su naturalidad y Lluís Homar haciendo de un robótico mayordomo. Y no puedo dejar de mencionar al gato del protagonista, un acierto técnico más de la peli.
Una película de contrastes, blanca y gélida en cuanto al envoltorio (los paisajes nevados son preciosos), pero llena de calor en el interior. Sus personajes, humanos o androides, cuentan un drama humano al nivel de la ya clásica A.I. Inteligencia Artificial de Spielberg.
VALORACIÓN:
Eva es una bocanada de aire fresco en el panorama cinematográfico actual, que demuestra que para hacer buen cine de género no son necesarios montones de dinero, de ruido, de estrellas de Hollywood, sino que con talento, ganas e ilusión se pueden conseguir perlas como la ópera prima de Kike Maillo. Ésta película futurista (aunque no muestra un futuro lejano, sino uno a la vuelta de la esquina y bastante reconocible) mezcla con gracia el drama humano de unos personajes con la fantasía de un mundo cohabitado por robots casi humanos. Daniel Brühl encarna a Alex (el protagonista de la función), un experto en inteligencia artificial al que le encargan terminar un proyecto muy especial, la creación del primer robot libre. Para ello vuelve a su ciudad natal, donde se reencuentra con su hermano y su cuñada/ex novia y donde conocerá a su sobrina, la Eva del título. Entre Alex y Eva se crea un vínculo muy especial, así que él decide usarla como modelo para la creación de su robot.
La película cuenta con un reparto estupendo con el mencionado Brühl, Marta Etura y Alberto Amman a la cabeza pero los que realmente destacan son la niña Claudia Vega por su naturalidad y Lluís Homar haciendo de un robótico mayordomo. Y no puedo dejar de mencionar al gato del protagonista, un acierto técnico más de la peli.
Una película de contrastes, blanca y gélida en cuanto al envoltorio (los paisajes nevados son preciosos), pero llena de calor en el interior. Sus personajes, humanos o androides, cuentan un drama humano al nivel de la ya clásica A.I. Inteligencia Artificial de Spielberg.
VALORACIÓN:
domingo, 30 de octubre de 2011
CASINO ROYALE
La reinvención de James Bond.
Recuerdo que en mi infancia y adolescencia disfrutaba de las películas del agente 007 protagonizadas por Sean Connery e incluso de las de Roger Moore, pero llegó un día en que la saga me dejó de interesar. Cuando decidieron empezar, digamos "de nuevo", dándole un nuevo aire a Bond y contratando para ello a Daniel Craig, me picó la curiosidad, pero no ha sido hasta ahora que me he decidido a verla... y ha valido la pena.
Martin Campbell fue el director elegido para el renacer de la franquicia y como ya he comentado el protagonista es un acertadísimo Daniel Craig (me atrevería a decir que es el mejor Bond), al que acompañan como "chicas Bond" Eva Green como su amada Vesper Lynd y Caterina Murino e Ivana Milicevic como las villanas de la función. El villano viene encarnado por Madds Mikelsen y acompañando a 007, Judi Dench en el papel de M.
En Casino Royale nos trasladamos a los inicios de James Bond como agente secreto de Su Majestad. A cómo consiguió su doble cero (su Licencia Para Matar), cómo se hizo con su característico e inseparable coche Aston Martin, cómo tomó por primera vez su "Vodka Martini; mezclado no agitado", cómo se enamoró y perdió a su amada (empezando entonces una larga lista de conquistas de las que nunca permitió enamorarse, quizás por miedo a perderlas)... La primera misión de James Bond consiste en detener a Le Chiffre, banquero que financia a terroristas, para lo cual deberá enfrentarse con él en una partida de póquer en el Casino Royale que da título al film. A destacar el clímax final en Venecia, con un palacete derrumbándose en medio del Gran Canal. Una gran película de acción.
VALORACIÓN:
Recuerdo que en mi infancia y adolescencia disfrutaba de las películas del agente 007 protagonizadas por Sean Connery e incluso de las de Roger Moore, pero llegó un día en que la saga me dejó de interesar. Cuando decidieron empezar, digamos "de nuevo", dándole un nuevo aire a Bond y contratando para ello a Daniel Craig, me picó la curiosidad, pero no ha sido hasta ahora que me he decidido a verla... y ha valido la pena.
Martin Campbell fue el director elegido para el renacer de la franquicia y como ya he comentado el protagonista es un acertadísimo Daniel Craig (me atrevería a decir que es el mejor Bond), al que acompañan como "chicas Bond" Eva Green como su amada Vesper Lynd y Caterina Murino e Ivana Milicevic como las villanas de la función. El villano viene encarnado por Madds Mikelsen y acompañando a 007, Judi Dench en el papel de M.
En Casino Royale nos trasladamos a los inicios de James Bond como agente secreto de Su Majestad. A cómo consiguió su doble cero (su Licencia Para Matar), cómo se hizo con su característico e inseparable coche Aston Martin, cómo tomó por primera vez su "Vodka Martini; mezclado no agitado", cómo se enamoró y perdió a su amada (empezando entonces una larga lista de conquistas de las que nunca permitió enamorarse, quizás por miedo a perderlas)... La primera misión de James Bond consiste en detener a Le Chiffre, banquero que financia a terroristas, para lo cual deberá enfrentarse con él en una partida de póquer en el Casino Royale que da título al film. A destacar el clímax final en Venecia, con un palacete derrumbándose en medio del Gran Canal. Una gran película de acción.
VALORACIÓN:
martes, 25 de octubre de 2011
ONE DAY
Siempre el mismo día.
Una vez más me encontraba ante la tesitura de ver o no ver (esa es la cuestión) esa película que a priori parecía noña a más no poder. Y finalmente me armé de valor y de un par de acompañantes y la vi.
One Day, película romántica (siempre), cómica (a ratos) y esencialmente dramática, está basada en el libro (éxito de ventas) del mismo título de David Nicholls. Éste, que ha ejercido también de guionista, traslada a los protagonistas de su novela a la pantalla de forma algo fría. Aunque no sé hasta qué punto es culpa suya o de la directora, Lone Scherfig (An Education). Pero a pesar de ello, la película se deja ver e incluso a ratos, disfrutar.
Protagonizada por la talentosa Anne Hathaway (futura Catwoman en la tercera aproximación al heroe murciélago de Christopher Nolan) y por Jim Sturgess (Across the Universe), que se transforman en Emma y Dexter mostrándonos su realción amistosa-amorosa a lo largo de veinte años. Ella es una chica de clase media con talento para los estudios que sueña con ser escritora y que vive en secreto su amor por su mejor amigo, un díscolo chico de clase alta que quiere comerse el mundo. Cada 15 de julio se reencuentran para ponerse al día de sus vidas por separado. A medida que avanzan los años en la narración la cinta pierde esa frialdad de la que hablaba al principio, dejando de lado lo anecdótico para centrarse en una historia fresca y con encanto.
Sí, es noña, pero me valió la pena.
VALORACIÓN:
Una vez más me encontraba ante la tesitura de ver o no ver (esa es la cuestión) esa película que a priori parecía noña a más no poder. Y finalmente me armé de valor y de un par de acompañantes y la vi.
One Day, película romántica (siempre), cómica (a ratos) y esencialmente dramática, está basada en el libro (éxito de ventas) del mismo título de David Nicholls. Éste, que ha ejercido también de guionista, traslada a los protagonistas de su novela a la pantalla de forma algo fría. Aunque no sé hasta qué punto es culpa suya o de la directora, Lone Scherfig (An Education). Pero a pesar de ello, la película se deja ver e incluso a ratos, disfrutar.
Protagonizada por la talentosa Anne Hathaway (futura Catwoman en la tercera aproximación al heroe murciélago de Christopher Nolan) y por Jim Sturgess (Across the Universe), que se transforman en Emma y Dexter mostrándonos su realción amistosa-amorosa a lo largo de veinte años. Ella es una chica de clase media con talento para los estudios que sueña con ser escritora y que vive en secreto su amor por su mejor amigo, un díscolo chico de clase alta que quiere comerse el mundo. Cada 15 de julio se reencuentran para ponerse al día de sus vidas por separado. A medida que avanzan los años en la narración la cinta pierde esa frialdad de la que hablaba al principio, dejando de lado lo anecdótico para centrarse en una historia fresca y con encanto.
Sí, es noña, pero me valió la pena.
VALORACIÓN:
domingo, 23 de octubre de 2011
EL ILUSIONISTA
Jacques Tati animado.
Película de animación cuanto menos sorprendente por la seriedad y delicadeza con la que se ha realizado. Su director Sylvain Chomet, que debutó en el 2003 con la maravillosa Bienvenidos a Belleville (una de las películas de animación de las que guardo mejor recuerdo), ya demostró el tipo de cine que está interesado en hacer. Personajes estilizados, colores para nada chillones, música acorde a las imágenes, guión con argumento e historias interesantes, tono melancólico y todo ello dirigido a un público adulto sin dejar de lado a los más pequeños.
Es por eso que en parte me sorprendió ver la sala del cine (Verdi de Barcelona) llena de la primera a la última fila de madres y padres con sus hijos, abuelos con sus nietos, tíos con sus sobrinos... Yo me esperaba más bien un público adulto y muy minoritario (por lo tanto, grata sorpresa).
Chomet recupera un guión inédito del propio Tati, que de haberse realizado anteriormente él mismo lo habría interpretado, en el que se narra la decadencia de un mago que recorre los teatros de Europa (París, Londres, Escocia y Edimburgo), en uno de los cuales conoce a una jovencita que cree que sus trucos son reales y a la cual intenta no defraudar concediéndole todos sus deseos.
El Ilusionista es una obra agridulce que sirve de homenaje, no solo a Tati, sino a todos los artistas que durante años vivieron del Music Hall.
Lo único reprochable es que en ocasiones está falta de ritmo y que el personaje principal es demasiado serio por lo que a veces puede resultar antipático.
VALORACIÓN:
Película de animación cuanto menos sorprendente por la seriedad y delicadeza con la que se ha realizado. Su director Sylvain Chomet, que debutó en el 2003 con la maravillosa Bienvenidos a Belleville (una de las películas de animación de las que guardo mejor recuerdo), ya demostró el tipo de cine que está interesado en hacer. Personajes estilizados, colores para nada chillones, música acorde a las imágenes, guión con argumento e historias interesantes, tono melancólico y todo ello dirigido a un público adulto sin dejar de lado a los más pequeños.
Es por eso que en parte me sorprendió ver la sala del cine (Verdi de Barcelona) llena de la primera a la última fila de madres y padres con sus hijos, abuelos con sus nietos, tíos con sus sobrinos... Yo me esperaba más bien un público adulto y muy minoritario (por lo tanto, grata sorpresa).
Chomet recupera un guión inédito del propio Tati, que de haberse realizado anteriormente él mismo lo habría interpretado, en el que se narra la decadencia de un mago que recorre los teatros de Europa (París, Londres, Escocia y Edimburgo), en uno de los cuales conoce a una jovencita que cree que sus trucos son reales y a la cual intenta no defraudar concediéndole todos sus deseos.
El Ilusionista es una obra agridulce que sirve de homenaje, no solo a Tati, sino a todos los artistas que durante años vivieron del Music Hall.
Lo único reprochable es que en ocasiones está falta de ritmo y que el personaje principal es demasiado serio por lo que a veces puede resultar antipático.
VALORACIÓN:
jueves, 20 de octubre de 2011
NADER Y SIMIN, UNA SEPARACIÓN
Cine iraní en estado de gracia.
Escarbando en mi memoria no logro encontrar ninguna película de Irán que haya visto anteriormente. Y la verdad es que vista Nader y Simin, una separación, me pregunto el porqué. Su director, Asghar Farhadi, cuenta en su filmografía con películas de renombre como A Propósito de Elly, que en su día no me llamó la atención, pero que espero recuperar pronto (de manera legal, por supuesto).
Nader y Simin, una separación, ganadora del Oso de Oro a la mejor película en la edición del 2011 del Festival de Berlín, así como dos Osos de Plata a las mejores interpretaciones masculina y femeninas para su pareja protagonista, nos acerca a la vida de un matrimonio que se enfrenta a una de las situaciones personales más difíciles, la separación. Simin, mujer con miedo al futuro de su hija que quiere emigrar a otro país para poder ofrecerle una buena educación y una seguridad que en Irán es bastante complicada de conseguir, se encuentra con que su marido, Nader, no quiere abandonar a su padre, recientemente diagnosticado de Alzheimer. Ella pide el divorcio, pero las estrictas e injustas leyes de su país se lo deniegan y es entonces cuando decide irse a vivir con sus padres. Nader, que no da abasto con la casa, su trabajo, su hija (que decide voluntariamente quedarse a vivir con el padre, esperando así que la reconciliación de sus progenitores no tarde en llegar), contrata a una señora para que le ayude a cuidar de su anciano padre, a partir de lo cual su pequeño infierno particular se convierte en una gran pesadilla.
Todos los personajes mienten u ocultan cosas y pese a ello no son malos, sino humanos que aciertan o yerran en sus decisiones (como casi todo hijo de vecino).
Un bombón de película que nos muestra que pese a las diferencias culturales y religiosas, las personas no somos tan diferentes ante la pobreza, el desamor, la enfermedad y que cuando estamos desesperados (y más ante una sociedad tan restrictiva) hacemos cualquier cosa para salir adelante.
VALORACIÓN:
Escarbando en mi memoria no logro encontrar ninguna película de Irán que haya visto anteriormente. Y la verdad es que vista Nader y Simin, una separación, me pregunto el porqué. Su director, Asghar Farhadi, cuenta en su filmografía con películas de renombre como A Propósito de Elly, que en su día no me llamó la atención, pero que espero recuperar pronto (de manera legal, por supuesto).
Nader y Simin, una separación, ganadora del Oso de Oro a la mejor película en la edición del 2011 del Festival de Berlín, así como dos Osos de Plata a las mejores interpretaciones masculina y femeninas para su pareja protagonista, nos acerca a la vida de un matrimonio que se enfrenta a una de las situaciones personales más difíciles, la separación. Simin, mujer con miedo al futuro de su hija que quiere emigrar a otro país para poder ofrecerle una buena educación y una seguridad que en Irán es bastante complicada de conseguir, se encuentra con que su marido, Nader, no quiere abandonar a su padre, recientemente diagnosticado de Alzheimer. Ella pide el divorcio, pero las estrictas e injustas leyes de su país se lo deniegan y es entonces cuando decide irse a vivir con sus padres. Nader, que no da abasto con la casa, su trabajo, su hija (que decide voluntariamente quedarse a vivir con el padre, esperando así que la reconciliación de sus progenitores no tarde en llegar), contrata a una señora para que le ayude a cuidar de su anciano padre, a partir de lo cual su pequeño infierno particular se convierte en una gran pesadilla.
Todos los personajes mienten u ocultan cosas y pese a ello no son malos, sino humanos que aciertan o yerran en sus decisiones (como casi todo hijo de vecino).
Un bombón de película que nos muestra que pese a las diferencias culturales y religiosas, las personas no somos tan diferentes ante la pobreza, el desamor, la enfermedad y que cuando estamos desesperados (y más ante una sociedad tan restrictiva) hacemos cualquier cosa para salir adelante.
VALORACIÓN:
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